Volvía de una fiesta y “le tocó bailar con la más fea”: su casa, desvalijada

Con la modalidad escruche, una banda se llevó hasta los perfumes de la vivienda de una familia. Está ubicada en la calle 10 entre 126 y 127

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Los robos con la modalidad escruche continúan recrudeciendo en varios sectores de la Región.

En la última semana se concretaron al menos cinco robos en ausencia de los propietarios, que dejaron jugosos dividendos para los delincuentes.

City Bell fue el epicentro de uno de los casos más resonantes. No por el robo en sí. Sino por el reclamo que enarboló el comerciante que lo sufrió. Es que se trató del séptimo hecho de inseguridad, que afectó a su negocio en el último año.

En ese marco, el dueño del comercio ubicado sobre calle 13b entre 473 y 473 bis, se hartó de la situación y tomó la decisión de colocar un enorme cartel de protesta en la vereda.

“Háganse cargo, nos robaron siete veces. ¿Hasta cuándo?”, dice una parte del mensaje dirigido al Ejecutivo municipal y al titular de la seccional décima.

En tanto, en 22 entre 34 y 35, los delincuentes huyeron de una casa con 100 dólares, un reloj, una cadenita y una motosierra.

A estos episodios se suma el asalto cometido en la zona de 38 entre 10 y 11. Por este hecho, fueron detenidos dos jóvenes de 24 y 25 años con varias pertenencias de la víctima en su poder.

También se deben recordar los atracos cometidos hace menos de cuatro días en 150 entre 520 y 521 y 73 entre 138 y 138 bis.

Estos hechos se caracterizan por ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias.

El trabajo, el club, la escuela, la facultad, la realización de algún trámite o un momento en familia, son instancias que terminan siendo usadas a su favor por los astutos ladrones para ingresar a una morada y causar estragos.

La mecánica es simple: los ladrones irrumpen por la fuerza en las casas y se apoderan de todo cuanto pueden. Lo cargan a un vehículo propio o de la familia damnificada y huyen.

Este fue el escenario que se le presentó ayer a un vecino de Berisso, que pasó a engrosar la extensa lista de víctimas de hechos delictivos de este tipo, que vienen arreciando la Región.

Según indicaron fuentes policiales, una banda de ladrones ingresó a una propiedad ubicada en 10 entre 126 y 127, tras forzar una puerta.

Una vez que tuvieron acceso a las habitaciones, comenzaron a hurgar entre las pertenencias de los damnificados.

Todo sucedió mientras el propietario, un hombre de 40 años, se encontraba junto a su familia en una fiesta que se estaba celebrando en 68 y 123.

En el registro minucioso que realizaron en la casa, los malvivientes lograron dar con sus ahorros, unos 60 mil pesos. Además una PlayStation 3, una notebook, joyas y hasta los perfumes de las víctimas también pasaron a formar parte del botín con el que terminaron escapando.

Alrededor de las 2 de la mañana, el propietario regresó a su domicilio luego de que su suegro, que reside a dos casas, le advirtiera que había visto movimientos extraños. Apenas el damnificado abrió su portón, se encontró con el desastre.

Si bien el caso se encuentra en plena fase de investigación, una de las hipótesis que se baraja apunta a posibilidad de que él o los ladrones hayan estado haciendo tareas de inteligencia por el barrio.

De norte a sur y de este a oeste, cientos de vecinos vienen siendo afectados por esta modalidad que si se la pone en la balanza de costos y beneficios resulta ser la más conveniente para los delincuentes que la aplican.

Esto se debe principalmente a que no deben invertir demasiados esfuerzos si se la compara con un asalto o una entradera, en donde el delito debe usar la fuerza y emplear otros recursos como las amenazas y los distintos tipos de violencia. Hablamos de la física, la psicológica y la verbal.

A esto debe añadírsele la propensión al error. Al tener que poner todas sus energías en montar una puesta en escena capaz de infundir miedo y terror, muy probablemente quede algún cabo suelto. Una mirada, un comentario de más, un rasgo físico o una huella pueden resultar determinantes para que los descubran.

Y también entran en juego otras contingencias como la posibilidad de que las víctimas puedan repeler el robo o que la policía arribe al lugar y terminen detenidos.

Todas estas variables se modifican significativamente cuando se ejecuta un escruche. Al no haber personas en la casa, los ladrones sólo se deben dedicar a registrar cada rincón de la casa en busca de objetos de valor.

Además, los análisis de las autoridades indican que en la mayoría de estos casos se llevan a cabo tareas de inteligencia previa por lo que se pueden calcular tiempos y movimientos. También entran a jugar los roles siendo los más importantes los de “campana” y “chofer”, pensados exclusivamente para dar una rápida cobertura a una eventual complicación.

De este modo no solo se reducen las posibilidades de ser atrapados sino también se elevan las chances de que el golpe sea un éxito. Esto explica, en cierta medida, el fuerte aumento de esta clase de delitos en la Región.

 

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