Dos libros sobre la inundación de Epecuén

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El fallecimiento de Pablo Novak, reconocido como el “último habitante de Epecuén”, a los 93 años, ha resurgido el debate sobre su legado y la historia de Epecuén. Vivía solo en esta ciudad fantasma, acompañado únicamente por su perro Chozno. Epecuén, alguna vez hogar de 1.500 personas y ahora un sitio turístico, fue sumergida por una inundación en 1985.

El libro “El agua mala” de Josefina Licitra y el cuento infantil “El último habitante de Epecuén” abordan de manera distinta la vida y el impacto de Novak. “El agua mala” presenta una perspectiva más amplia, incluyendo testimonios de otros sobrevivientes de Epecuén, cuestionando la idea de Novak como el único sobreviviente. Esther Torricelli, una de las voces en el libro, desafía la narrativa establecida sobre Novak, aportando una nueva dimensión a su historia.

Por otro lado, “El último habitante de Epecuén”, un cuento ilustrado, se centra en la vida y el legado emocional de Novak. María Julia Poiré, su autora, explora el impacto de la fama de Novak y su relación con su perro Chozno, presentando una narrativa que invita a reflexionar sobre el concepto de “habitar”.

El debate sobre la figura de Novak y la historia de Epecuén continúa, alimentado por estas obras y los testimonios de aquellos que aún recuerdan la tragedia. A pesar de las diferentes perspectivas, el interés y la conmoción generada por la historia de Epecuén y su “último habitante” permanecen fuertes.

 

Epecuén
Pablo Novak

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