Pura bronca porque se le escapó lo que saboreaba
Edición Impresa | 26 de Octubre de 2024 | 03:06

Martín Mendinueta
@firmamendinueta
Era una siesta con pelota en movimiento, la precisa resolución de Manyoma la convirtió en una posibilidad concreta de alcanzar el cuarto triunfo consecutivo y, en tiempo de descuento, a un puñado de segundos del pitazo final, mutó definitivamente en un gran fastidio imposible de disimular.
Estudiantes, que fue claramente superior a un oponente precario en cada faceta del juego, todavía no puede creer que se le haya escapado la alegría que estaba saboreando.
Perseguido por lesiones que no terminan (a último momento se transformó en baja Luciano Lollo), Domínguez armó un dibujo táctico bastante extraño donde la ausencia de un centrodelantero referencial le resta potencia a su estilo de ataque. Sin Guido Carrillo, Estudiantes pierde la resolución de lo que generan sus mediocampistas y extremos. Por eso, si hubiera ganado otra vez “emparchado”, hubiese generado un impacto muy meritorio.
ascacibar marca diferencia por mezclar convicción con eficacia
La presencia del Rusito (concepto reiterado hasta el cansancio) volvió a representar un crédito de cercanía al gol. Pateando y/o cabeceando no permite que la timidez le marque límites geográficos a su notable despliegue. Desde que regresó de Europa pisa el área rival con la misma naturalidad que camina por el parque de su casa. Las diferencias con el resto de los mediocampistas de ayer resultó abrumadora.
La decisión de no incluir a Tiago Palacios agrandó la dependencia hacia este todoterreno que es el abanderado del León.
Advirtiendo las limitaciones de su oponente, Estudiantes se sintió cómodo esperando para contragolpear porque además lo liberaba de una mayor generación de juego, pero quizás abusó un poco en la creencia de que su rival casi que no tenía argumentos como para “arruinarle el negocio”.
¿se equivocó en no haber ido con decisión por otro gol?
La agónica igualdad conseguida por los de Insúa, cuando el resultado parecía cosa juzgada, habilita el debate sobre lo que debió hacer Domínguez como responsable de la estrategia.
Loscambios de Kociubinski por Manyoma y de Dall’Aglio por Sosa dejaron un mensaje inconfundible. El DT pretendió “cerrar el partido” apostando a la incapacidad del rival y el destino lo castigó.
Más allá de errores individuales y desatenciones que nunca faltan, Barracas, aun en su modestia extrema, tomó nota y apostó todo a una pelota detenida que lo salvara. La jugada enredada y sucia que terminó en el gol de Nicolás Demartini dispara preguntas y aseveraciones que involucran por igual al tutor del equipo.
Estudiantes ya saboreaba el tesoro de un collar de cuatro perlas y se lo arrebataron en un amontonamiento de jugadores propio de las categorías de ascenso.
Marche preso. Por más feo que haya sido, el tanto de Barracas vale igual que la lúcida definición del colombiano que está en franca mejoría.Esto también es parte de la transición e invita a ejercitar la autocrítica.
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