Superó muchos problemas y allí estuvo el mérito

La lesión de Cetré complicó más las cosas, pero el pibe Tobio Burgos gozó a pleno su debut soñado y le dio el merecido triunfo al Pincha

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Eduardo Domínguez, quien ya disfrutó dos vueltas olímpicas como DT albirrojo, debe haber festejado de un modo muy especial la victoria que consiguieron sus dirigidos ayer. No era una final, ni tampoco el examen clave para clasificar a una instancia definitiva; sin embargo, difícilmente olvide el alto nivel de orgullo de semejante alegría.

La inesperada lesión de Cetré durante el calentamiento previo fue el último desafío que le tiró el destino arriba de la mesa. La mala suerte se presentó sonriente delante suyo. Lo empujó a otro reto y al Barba no le quedó otra alternativa que retocar la planilla y salir a escena.

Sin referencias fijas en el ataque, y haciendo convivir de mitad de cancha hacia adelante a Palacios, Sosa, Manyoma y Piatti, se las rebuscó bastante bien como para inquietar a un rival repleto de limitaciones.

Manyoma, quien sigue sin aprovechar las oportunidades que recibe, le erró al balón en lo que podría haber sido la apertura del marcador. Pablo Piatti anotó un golazo (su definición fue una auténtica joya), pero el VAR constató que estaba adelantado y Baliño, correctamente, lo anuló. En ese contexto, donde se mezclaban las ausencias, algunos errores y hasta detalles fatídicos, Estudiantes siempre se mostró mejor y entregaba la sensación de que, si ajustaba la puntería, podía regresar con los tres puntos.

palacios gritó fuerte su gol y al final, llegó la recompensa

El descanso del entretiempo encontró feliz al Pincha, pero el segundo error grave de Matías Mansilla (en el primero zafó de milagro) parecía que arrastraba al equipo hacia el fastidio de un empate que no merecía.

El brutal desahogo estaba reservado para los últimos minutos y eso le otorgó una dimensión mayor que lo hará fácil de encontrar en el baúl de los buenos recuerdos. La memoria Pincha le asignará un rincón tan dulce como emotivo a la genial repentización del pibe Joaquín Tobio Burgos. El zurdazo bajo y cruzado buscó la red cercana a la base del palo izquierdo y el arquero local nada pudo hacer.

Ganando así, afloró el carácter y la personalidad resiliente de un plantel que viene recibiendo azotes. Plagado de lesiones en el tránsito de un campeonato ya desnudo de objetivos seductores, el Pincha se dio el gusto de saborear el orgullo de haber vencido a sus inconvenientes.

La segunda victoria consecutiva le permitirá soportar más tranquilo los problemas que lo persiguen. Seguramente, cuando vuelva a competir, ante Instituto en UNO, el parte médico será menos extenso.

Los títulos le dan brillo y jerarquía a la vitrina de un club, pero el viaje (resbaladizo por cierto) que implica esta etapa de transición moldeará el temple de un equipo que está a mitad de camino entre el que fue campeón ante Vélez y el que jugará la próxima Libertadores.

 

 

Estudiantes vs Banfield

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