La dieta digital
Edición Impresa | 17 de Noviembre de 2024 | 05:46

Es una especie de abstinencia, como la que se requiere como tránsito ineludible hacia los tratamientos contra adicciones.
La pantalla la es, nada más que pasa inadvertida, a diferencia de las sustancias, pero la dependencia es el común denominador.
El profesor de Psicología y Marketing de la Universidad de Nueva York (EE UU), Adam Alter, explicó la similitud entre ambas, al ser que activan las mismas regiones cerebrales y “se alimentan en parte de las mismas necesidades humanas básicas”.
El experto en adicciones Miguel Perelló, psicólogo clínico del Centro de Aplicaciones Psicológicas y Terapia de Conducta de Valencia, enumera las razones que configuran a las nuevas tecnologías como “la droga más adictiva”
El experto en adicciones Miguel Perelló, psicólogo clínico del Centro de Aplicaciones Psicológicas y Terapia de Conducta de Valencia, enumera las razones que configuran a las nuevas tecnologías como “la droga más adictiva”: la accesibilidad, la rapidez de conexión, las experiencias que plantea, el escape temporal de las tensiones que ofrece o el estatus social que simbolizan.
La adicción a los teléfonos inteligentes podría ser hipersocial, no antisocial. “Hay mucho pánico en torno a este tema”, se sugiere en Frontiers in Psychology.
El uso compulsivo, la ansiedad que produce no consultar el dispositivo con frecuencia; la “nomofobia”, o miedo a salir de casa sin el móvil; el “fomo”, o temor a quedarse fuera de un grupo o excluirse por no saber algo; y el “phubbing”, que consiste en aislarse de las personas del entorno prestando más atención al móvil, son algunas de las señales que pueden constituir un factor de riesgo para caer en un problema de adicción.
Cabe distinguir entre los que utilizan las nuevas tecnologías para acceder a una dependencia como el sexo, de los “adictos puros a las nuevas tecnologías”, una relación patológica enmarcada en el grupo de las “no tóxicas” y que supone estar enganchados a “juegos, visita a webs y especialmente a Youtube o redes sociales”.
La tecnología “intrusiva” también complicó las esferas de las compras, el trabajo y la pornografía.
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