Alarmante informe sobre casos de bullying en escuelas de la Argentina
Edición Impresa | 9 de Noviembre de 2024 | 04:15

Las nuevas evidencias conocidas en las últimas jornadas sobre un incremento ciertamente estremecedor de casos de bullying en las escuelas –demostrativas de que más de la mitad de los estudiantes reconoce que en la escuela suceden episodios de discriminación por aspecto físico (75,4 por ciento) o por características personales o familiares (religión, nacionalidad, género, discapacidad -67,7 por ciento-), y amenazas o agresiones entre compañeros (54,5 por ciento)- deberían causar una comprensible inquietud en las comunidades educativas, por la agresividad que reflejan, a la vez que tales referencias obligan a las autoridades a reaccionar con presteza para prevenir estas situaciones y evitar que se propaguen.
Tan preocupantes índices se conocieron a lo largo de este año, en el que la Unesco, paradójicamente, invocó los compromisos globales existentes relacionados a la urgencia de combatir todo tipo de violencia en y a través de la educación. La entidad internacional, tal como se dijo en este diario, hizo un llamado a los líderes de todas las naciones para que “cumplan con sus compromisos y promesas de transformar los entornos de aprendizaje en espacios seguros e inclusivos, donde los niños y las niñas puedan aprender y desarrollarse plenamente”.
En ese contexto la entidad Argentinos por la Educación dio a conocer recientemente el informe que ofreció los alarmantes resultados mencionados antes en esta columna. El estudio además reveló que menos del 3 por ciento de los directores de las escuelas consideraron que ese es “un problema serio”. A su vez el 17 por ciento lo calificó de “problema moderado” y casi el 42 por ciento que se trata de un “problema menor”. Para cuatro de cada diez directores, la convivencia entre estudiantes “no es un problema”.
Uno de los especialistas que realizó el informe concluyó que si no se admite la existencia de un problema, esa es la “mejor” manera de no enfrentarlo ni resolverlo. Cabe recordar que en 2022 se creó en la Argentina la denominada “Alianza Anti Bullying, una coalición de organizaciones educativas que tiene como objetivo trazar metas de trabajo para la prevención de este flagelo, cuyos datos estadísticos paran de crecer en el país, que ya es el segundo con más casos de acoso escolar en Latinoamérica.
Se habla de un problema que, además, adopta nuevas características: la más novedosa de ellas, la tendencia a trasladarse cada vez más a las redes sociales. Un hábito nocivo que se caracteriza, además, por la dificultad para ser detectado. Se estima que cuatro de cada diez chicos que sufren hostigamiento por parte de sus pares no piden ayuda.
Más allá de que no debieran ocurrir, las peleas entre jóvenes no revestirían gravedad, si no formaran parte de una sucesión de hechos de bullying y de distintos tipos de episodios de acoso escolar que se producen, además, en un contexto de violencia generalizada en la sociedad. Los padres y los docentes debieran ser, en esta materia, quienes se muestren más atentos que nadie, inculcando en los chicos profundos conocimientos sobre el tema y sus connotaciones, así como sólidos principios educativos y de convivencia social.
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