El Papa celebró una masiva misa en Córcega
Edición Impresa | 16 de Diciembre de 2024 | 00:34

AJACCIO, FRANCIA
El papa Francisco celebró ayer una inmensa misa en Córcega, desde donde pidió la paz en “todo Oriente Medio” y para “el pueblo ucraniano y el pueblo ruso”, en la primera visita de un sumo pontífice a esta isla francesa del Mediterráneo.
Una semana después de la pomposa reapertura de Notre Dame de París a la que declinó asistir, el jesuita argentino llegó a Ajaccio para una visita de unas horas. El pontífice argentino, en silla de ruedas, todavía con un hematoma en la cara debido a una caída al levantarse de la cama hace unos días, pronunció su homilía ante una multitud de 9.000 fieles, obispos y miembros de cofradías.
Una fuente de seguridad indicó que cerca de 17.400 personas siguieron la misa en el lugar, pero también en las gigantescas pantallas desplegadas en la ciudad.
Un 80% de los 350.000 habitantes de Córcega es católico, según el Vaticano. Algunos de ellos, madrugaron para poder ver al Papa. Karine Nicolaï, de 50 años, se levantó a las 4 de la mañana para tomar un tren. “¡Es fantástico, de verdad, nunca vino a Córcega! ¡Es histórico!”, comentó.
En un discurso ante la catedral antes de celebrar la misa, Francisco hizo un llamado para la paz.
“Paz para Palestina, para Israel, para Líbano, para Siria, para todo Medio Oriente”, dijo, así como para los ucranianos y los rusos. “La guerra es siempre una derrota”, insistió el pontífice.
El Santo Padre, a punto de cumplir 88 años, también participó en la clausura del congreso sobre “La religiosidad popular en el Mediterráneo”. En él, abogó por “un concepto de laicidad que no sea estático y rígido, sino evolutivo y dinámico”. Una laicidad “capaz de adaptarse a situaciones diversas o inesperadas, y de promover la constante colaboración entre las autoridades civiles y eclesiásticas para el bien de toda la comunidad, permaneciendo cada uno dentro de los límites de sus propias competencias y espacio”, dijo ante religiosos y teólogos. El jesuita argentino advirtió del “riesgo” de que “la piedad popular sea utilizada o manipulada por grupos que pretenden fortalecer su propia identidad de manera polémica, alimentando antagonismos y posturas o actitudes excluyentes”, en un mensaje que podría ir dirigido a los corsos nacionalistas.
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