Julia Lescano
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2024 | 02:09

Un inmenso dolor causó el fallecimiento de Julia Lescano, docente de auténtica vocación, luchadora incansable contra la desigualdad, y generosa: una mujer luminosa. Era la Directora de Educación en Contexto de Encierro de la Provincia.
Nació el 8 de abril de 1961. De su padre, el abogado Julio César Lescano Gorordo, heredó la adhesión al peronismo, movimiento del que tomó su ideario y por el que militó la justicia social, la protección hacia los sectores desfavorecidos y los derechos humanos. Su madre, “Coca” Gallo, le legó la sabiduría para decir la palabra justa en el momento oportuno. Pasó por una tragedia, siendo adolescente, al morir su hermano mayor, Carlos, de 20 años. Con la penosa pérdida se apegó a su hermano Jorge y juntos armaron una dupla inseparable.
Hizo el jardín, la primaria y la secundaria en el Normal 1, donde, con su simpatía temprana, formó grupos de amigas que mantuvo toda la vida.
Julia decidió ser maestra cuando era una nena. Organizar un “aula” en el cuarto de atrás de su casa y “dar clase” a los chicos del barrio fue, por años, su juego preferido. Cumplió con el fuerte deseo infantil y se recibió de docente de educación primaria y de profesora de ciegos. Enseñó en la Escuela Anexa y en la Escuela Especial 505 de Gonnet.
Casada con el médico Raúl Pinotti -de quien después se divorció-, la pareja se radicó en Bahía Blanca y fundó un hogar con Mariana, Laura, Felicitas, Camila y Bianca, sus amadas hijas. Trabajó en escuelas locales.
Desde 2020 en el ministerio de Justicia bonaerense le dio impulso al programa Pabellones Literarios por la Libertad, en las cárceles. Así volvió a instalarse en La Plata, aunque nunca perdió su vínculo con Bahía Blanca, donde viven parte de su familia y muchas amistades.
Es difícil sintetizar en pocas palabras lo que significó “Julita” para tantas personas. Fue un ser cálido; siempre presente para quien necesitara de su contención; y con un infinito amor al prójimo. Y fue, además, espontánea, cariñosa y dueña de una gracia singular.
Adoró a sus nietos.
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