La resistencia de Kicillof, el desafío kirchnerista y una negociación empantanada

José Picón

jpicon@eldia.com

Axel Kicillof y sus funcionarios de confianza se abroquelaron para capear el temporal político. Resistieron el desguace del proyecto de Presupuesto en la Legislatura que motorizó el kirchnerismo duro y los límites a la suba de impuestos que le plantearon sectores de la oposición.

El resultado resultó casi una obviedad: los proyectos no se votaron, quedaron en suspenso y con una negociación abierta de final incierto hasta el viernes 27 cuando habrá un nuevo intento para llegar a un acuerdo improbable. “Febrero no está tan lejos”, decía en las últimas horas uno de los principales diputados de la oposición, como para dar a entender con una mezcla de irónica profecía, que no hay que descartar que la discusión se termine zanjando el año que viene.

Kicillof no tiene por ahora Presupuesto por varias razones. Hay mucho de la interna que él mismo libra con el kirchnerismo y La Cámpora. También pesó su negativa a ampliar la discusión sobre otros temas que reclaman radicales y el PRO para aportar los votos que faltan. Tampoco se están cubriendo algunos reclamos que acercaron Sergio Massa y varios intendentes del PJ.

“Esto es muy simple. Los radicales y el PRO quieren un cargo en la Suprema Corte y otro en el Banco Provincia. Los intendentes peronistas reclaman el fin del límite a las reelecciones. Massa y Cristina Kirchner piden que no haya desdoblamiento electoral. Y nadie se está llevando nada”, analizaba con cierta agudeza un viejo conocedor de la rosca bonaerense sobre el filo de la caótica noche del jueves.

Kicillof fue, por ahora, a todo o nada. Quiere que le voten todo el paquete con las menores correcciones posibles. Sus negociadores fueron a la Legislatura con ese mensaje: Presupuesto incluida la autorización de endeudamiento y la ley Impositiva y con cambios mínimos.

El kirchnerismo y parte de la oposición jugaron a fondo frente a esa tesitura. Acaso el movimiento más fuerte fue la decisión urdida antes de que todo volara por los aires, de no votarle al Gobernador la autorización para salir a tomar deuda en 2025 por cerca al equivalente de 1.100 millones de dólares. “Eso es una extorsión”, bramaban cerca de Kicillof. La queja tiene una explicación: parte del plan alumbrado desde la Legislatura implicaba que el Gobierno debiera recurrir al tortuoso permiso de diputados y senadores cada vez que debiera salir a los mercados.

Hay quienes creen que esa bala de plata tiene mucho de reaseguro para sus impulsores. Para el kirchnerismo, porque le permitiría presionar en su objetivo tendiente a que el Gobernador no se vea tentado a desdoblar las elecciones, una alternativa que encuentra adeptos entusiastas en su esquema político y territorial y que es rechazada tanto por Cristina Kirchner como por Massa, que quieren comicios unificados con los nacionales. Para distintos sectores de la oposición, porque en definitiva, dejarían la puerta abierta para negociar los espacios de poder que reclaman y que Kicillof ahora no quiere discutir.

Más allá de las cuestiones políticas, los números del Presupuesto también pesan. Por ejemplo, los intendentes bregaban por un fondo para los municipios de cerca de 400 mil millones de pesos. En el Gobierno rechazan de plano ese número. “Este año fue de 125 mil millones de pesos y todas las partidas subirán un 30%. No hay forma de financiar esa pretensión”, aseguran. Se estiran hasta unos 162 mil millones de pesos.

El Gobierno también rechaza la creación de un fondo específico para Seguridad de 200 mil millones de pesos. “La Provincia acaba de comprar patrulleros y motos por 700 mil millones de pesos”, cuestionan los funcionarios. Y lanzan una chicana: “Cuando los intendentes tuvieron ese fondo, lo gastaron poco y mal”.

Frente a esa resistencia, los legisladores kirchneristas y massistas directamente habían transitado una diagonal: subir un 1% la coparticipación que reciben los municipios. Así, se aseguraban los fondos para sus comunas. Fue un de las tantos cambios al Presupuesto que naufragaron en el intento.

El capítulo del Presupuesto volvió a dejar expuesta la interna peronista. Una disputa que se acrecienta en sintonía con el distanciamiento y el diálogo cortado entre Kicillof y Cristina Kirchner. Lo que ocurrió la semana que pasó en la Legislatura fue reflejo de esa tensión que se ha vuelto permanente.

 

Panorama bonaerense
José Picón
Provincia

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