Notable impacto Pincha, que arruinó la fiesta con un eficacia demoledora

Racing empezó “matando”, pero Estudiantes siempre le hizo daño en su área y así construyó una satisfacción que le provoca sano orgullo

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Decidido y dispuesto a no ser jamás un triste partenaire en fiesta ajena, Estudiantes, gracias a una eficacia demoledora, supo construir una victoria que se recordará por muchos años.

El equipo de Eduardo Domínguez, que continúa mostrando fallas en el eje central de su defensa, empezó y terminó ganando una pulseada tan electrizante como cambiante en la progresión del resultado.

Pensando en la final que afrontará el próximo 21, el Pincha “engordó” y revalorizó su autoestima especialmente por su saludable y generoso compromiso con el juego. Por supuesto que cometió errores, pero nunca se desentendió del esfuerzo que demandó un rival hambriento y jerarquizado.

EXCELENTE PRIMER TIEMPO, CON PELIGRO DE GOL EN LAS DOS ÁREAS

La emoción empezó en el minuto dos y ni siquiera se extinguió con el pitazo final. El clima en las tribunas y la generosidad en la propuesta ofensiva de ambos fueron ingredientes esenciales en lo que puede considerarse como el mejor partido del año.

Racing, ansioso y voraz, quería convertir el segundo gol antes que el primero. Y Estudiantes, a su ritmo, le respondía con ataques profundos y un nivel individual de Eric Meza que se hizo notar con muchas intervenciones certeras.

El vértigo que expuso el dueño de casa terminó inclinando la balanza, pese a que el Pincha le generó bastante peligro. Un error de cálculo de Facundo Rodríguez derivó en el indiscutible penal aprovechado por Salas para facturar; y luego, en un tiro de esquina, el anticipo de cabeza de Solari no encontró la mejor respuesta de Mansilla, desatando el delirio de la multitud albiceleste.

 

En los primeros 20 minutos Eric Meza jugó como nunca lo había hecho desde que llegó al Pincha

 

LA CATEGORÍA DE CARRILLO Y UNA AYUDA FUNDAMENTAL DE LA SUERTE

Parecía que no iban a poder sostener el ritmo infernal de la etapa inicial, pero el fútbol se encargó de gestar un partido extraordinario y hubo goles para todos los gustos.

Con la incertidumbre como fantástica compañera hasta el último segundo le dieron forma a un show fascinante.

Entre los apuntes que alimentarán interminables debates quedaron unas cuantas ideas claras: Mansilla no es un “monstruo” del arco, pero sacó unas cuantas pelotas muy bravas; Eric Meza está creciendo a ritmo sostenido; Facundo Rodríguez evitó un gol clave, aunque está lejos de brindar seguridad; Ascacibar sigue siendo un hombre esencial; Tiago Palacios no sólo no perdió el “picante” de su gambeta, sino que además está volviendo a presentarse como el que aporta desequilibrio indescifrable; Manyoma va madurando con la constante banca del entrenador; Tobio Burgos llegó para quedarse y sigue aprendiendo; a Cetré debe ayudarlo el gol para recuperar su mejor forma, y Guido Carrillo ratifica a cada paso que, estando en buena condición física, continúa siendo el mejor centrodelantero del país.

Estudiantes se dio el lujo de aplacar la gran fiesta académica defendiendo a los ponchazos, atacando con lucidez y valentía y, también, recibiendo una ayudita de la buena suerte en los goles de los dos colombianos.

Ganó cuando muchos pensaban que no podría hacerlo. Ese rasgo desafiante lo ha hecho sumamente peligroso.

 

Estudiantes

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