Hallan otras 2 mil bolsas con restos humanos en el Cementerio municipal

Estaban en otros dos depósitos. Se suman a los 500 ataúdes con cadáveres y 200 bolsas de huesos que había denunciado Alak

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Laura Romoli

lromoli@eldia.com

Éstos no estaban desparramados. A diferencia de los cajones arrumbados y las bolsas abiertas que exhibían los huesos, en los dos nuevos depósitos del Cementerio que descubrió el gobierno local había otras 2 mil bolsas con muertos pero prolijamente ordenadas. “No sé cuál de las dos escenas impacta más”, se le escuchó decir a un empleado tras el nuevo descubrimiento que Julio Alak sumó a su denuncia presentada en la Justicia.

Como publicó EL DIA, su gestión encontró en cuatro galpones del Cementerio -uno de ellos usado también para guardar máquinas- cuerpos que fueron extraídos de bóvedas y nichos y quedaron arrumbados allí. Habían sido 500 cadáveres en sus cajones y unas 200 bolsas de consorcio con “restos sueltos”. Algunos, llevando la placa identificatoria con su nombre; otros, sin nada.

La irregularidad administrativa, cuya investigación puede desencadenar en el hallazgo de delitos, fue denunciada por el gobierno municipal en la fiscalía N15, a cargo de María Cecilia Cordfield, quien hoy se presentará en el lugar.

Pero ayer Alak volvió a sumar elementos a la presentación: el hallazgo de otros dos depósitos con más de 2 mil bolsas con restos humanos. Fue en la parte superior de una de las galerías principales del Campo Santo, cuyos accesos se encontraban sellados, a excepción de una ventana ubicada aproximadamente a diez metros del suelo. Por eso no se habían encontrado a simple vista.

Anoche, Alak se refirió por primera vez al tema públicamente. Fue a través de su cuenta de X, donde escribió: “Al tomar conocimiento de estos hechos aberrantes, que violan la ordenanza número 7638 y numerosos tipos penales, como también una mínima ética humanitaria, denunciamos la situación ante la justicia penal e iniciamos un procedimiento sumario de responsabilidades”.

Apuntó en esa línea a la anterior gestión, de Julio Garro, a la que acusó de “deshumanización” y “desidia”. Su antecesor había afirmado públicamente días atrás que los restos señalados tenían una orden judicial de “no tocarse” y que los lugares mencionados por Alak eran “osarios”.

”No, son galpones”, insistió ayer un funcionario municipal. Los osarios son pozos muy profundos a donde van los restos de las personas luego de pasar su proceso en el Cementerio: primero, la tumba en tierra; a los cinco años, el nicho, la bóveda o la cremación. Todo depende de la voluntad de los deudos, cuando el fallecido tiene herederos o familiares.

El Cementerio público municipal cuenta con dos osarios. Y, afirman, esto no hubiera ocurrido si, para estos restos, se hubiera construido un tercero. Como sea, en la Comuna hablan que, tras la investigación de Cordfield, esos cadáveres tendrán una “inhumación digna”.

Por ahora, no se puede precisar la cantidad de muertos en esta condición, ni los delitos que esta cuestión implicaría, “por lo menos, incumplimiento de funcionario público”, repiten a la espera del análisis de la fiscalía.

 

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