Sin jubilación y con miedo: asaltaron a una mujer mientras dormía

En medio de la noche, la víctima se despertó para ver de qué se trataban los ruidos que provenían de su cocina. En el pasillo fue abordada por un sujeto, que la amenazó. Luego, se sumaron otros dos y empezó la pesadilla

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Los jubilados continúan siendo el blanco predilecto de la delincuencia con ataques que cada vez revisten un mayor nivel de crueldad y falta de humanidad.

Así lo demuestra el duro episodio que le tocó vivir en las últimas horas a una jubilada de 68 años, cuya residencia se encuentra en Ringuelet.

De madrugada, cuando se encontraba descansando, recibió la desagradable visita de al menos tres sujetos, que la hicieron pasar momentos de verdadero estrés y tensión.

Es sabido que los jubilados son el tipo de víctima más buscada por los ladrones. Esto se debe principalmente porque, en palabras simples, resultan ser “presas fáciles”, tanto por las limitaciones físicas que presentan, como por las dolencias que suelen tener.

Sin embargo, estas dificultades no representan un freno inhibitorio para los asaltantes, que aprovechan la situación para demostrar su total carencia de escrúpulos.

Poco parece importarles el concepto de “respeto” que se les debe a los adultos mayores. Muy por el contrario, aprovechan la lentitud en los movimientos de sus víctimas, su bajo nivel de visión y de audición; y el miedo a terminar “golpeados”.

Así actúan sin piedad contra los abuelos con tal de imponer su voluntad y someterlos.

El botín que le sustrajeron el pasado sábado por la noche a una vecina, cuya vivienda se encuentra ubicada en calle 512 entre las arterias 12 y 13, demuestra la falta de límites y el total desprecio que provocan esta clase de delincuentes.

Es que se llevaron todo lo que le quedaba de la última jubilación que había cobrado. También se apoderaron de algunos dólares, que venía ahorrando con mucho esfuerzo.

Según precisaron fuentes judiciales, la víctima se despertó cuando los intrusos ya habían registrado cada rincón de su morada.

Apenas salió de su habitación, fue abordada por un sujeto vestido con “ropas oscuras”, que la amenazó para que permaneciera en silencio.

Luego, aparecieron en escena otros dos sujetos. Uno de ellos la tomó de la muñeca y la condujo hasta una silla, en donde la sometieron a un breve pero enérgico cuestionario.

En ese careo, le exigieron la entrega del dinero y todo lo de valor que tuviera en el inmueble.

Lo cierto es que asustada por la presencia de los extraños y la contundencia de las amenazas, la víctima no ofreció resistencia.

Una vez que reveló el lugar en el que guardaba sus ahorros, los sujetos la encerraron en la habitación y le ordenaron que permaneciese allí hasta que ellos abandonaran la casa.

Por espacio de quince minutos, los delincuentes se abocaron a la faena de hallar objetos de valor.

Durante el registro, los asaltantes lograron dar con las llaves de un auto y de forma inmediata relacionaron que podían ser del coche que se encontraba estacionado en el patio.

Lamentablemente para la mujer, los sujetos estaban en lo cierto. Uno de ellos salió de la casa y luego de poner en marcha el Ford Ka volvió a la vivienda para indicar que era momento de retirarse.

Una vez que se supo sola y a salvo, la damnificada pidió ayuda a los vecinos y llamaron al 911.

Lo primero que hicieron los policías que arribaron al lugar fue contener a la víctima, quien continuaba en estado de shock por la traumática experiencia que acababa de vivir.

De forma inmediata los investigadores tomaron algunos datos y posteriormente se abocaron a recorrer la zona en busca de los sospechosos, aunque el operativo terminó sin novedades.

Con respecto al método que emplearon los delincuentes para ingresar a la casa, se sabe que lo hicieron por una ventana.

Es sabido que en este tipo de atracos nocturnos, el efecto sorpresa es determinante para el éxito del golpe. Es por ello que los ladrones realizaron todas las maniobras necesarias para abrirse paso en la vivienda con sumo sigilo.

Hay que señalar que también los ayudó el hecho de que la damnificada se encontrara entregada a un sueño profundo.

De este modo, no hay, por el momento, precisiones con respecto al momento exacto en el que irrumpieron en el domicilio.

En este sentido, los investigadores aguardan los resultados del análisis de las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona que recopilaron horas después del hecho.

Este hecho tiene lugar 24 horas después del ataque que sufrió una jubilada de 82 años,que vive en el barrio La Granja.

La mujer fue blanco de un feroz hecho de inseguridad que transcurrió en su casa de 520 entre 140 y 141, siendo protagonizado por tres delincuentes que, tras someterla a un despiadado castigo físico, terminaron escapando con “40.000 pesos y dos televisores”.

Un vocero policial afectado a la investigación del caso, aseguró a EL DIA que además de golpes, “también le provocaron momentos de asfixia con una almohada con la que le tapaban el rostro”.

 

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