Una metodología que no tiene freno y con ataques cada vez más despiadados

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Los robos callejeros llevados a cabo por los denominados “motochorros”, continúan liderando la extensa lista de delitos que diariamente se cometen en toda la Región. Hasta hace unos años, este tipo de golpes eran dados en horas del mediodía y tenían como epicentro las zonas comerciales y bancarias.

En la actualidad, los delincuentes motorizados han ampliado sus dominios y prácticamente no hay sector en la Región que no se haya convertido en un coto de caza para estos sujetos.

Si bien cada caso guarda una singularidad absoluta en cuánto al sufrimiento que padecen las víctimas, analizarlos en conjunto permite identificar una serie de factores que inducen a pensar en la posibilidad de la existencia de un método elaborado y actualizado de forma constante mediante el conocimiento empírico y que estaría siendo transmitido de boca en boca.

Esto podría explicar por qué la mecánica es casi siempre la misma. Primero, los motochorros “peinan” un sector en busca de potenciales víctimas y, cuando encuentran una persona que cumple con una serie de requisitos, se lanzan al ataque.

En cuanto a las víctimas, no hay preferencias. Hasta los niños y los adolescentes, cuando se dirigen a la escuela o a hacer un mandado, pueden terminar convirtiéndose en objetivo de estos ataques. Lo único que “exige” el “protocolo del motochorro”, es que el blanco elegido se encuentre solo.

Naturalmente, antes de dar el golpe, también se deben cumplir otras condiciones como la falta de luminosidad y la desolación en las calles, aunque la operación también se puede ejecutar a plena luz del día y a la vista de todos.

Una vez que las condiciones están dadas, se desencadenan una serie de maniobras. Primero abordan por sorpresa a su “presa”, a la que presumen incapaz de poder defenderse.

Acto seguido, el acompañante desciende, por lo general, exponiendo un arma al tiempo que vocifera una serie de amenazas, para terminar por arrancarle los objetos de valor que lleva.

Una vez consumado el robo, vuelve al rodado y, junto a su cómplice o cómplices, el conductor huyen a toda velocidad.

Una joven que se dirigía a su domicilio fue emboscada unas cuadras antes de llegar por dos sujetos que circulaban en una moto 110 “toda descachada”. La chica intentó abandonar la escena, pero no pudo ya que el acompañante la empujó y, cuando cayó al suelo, golpeó su cabeza contra las raíces de un árbol. Luego le arrancó un bolso negro en el que llevaba indumentaria y ambos se dieron a la fuga. El hecho ocurrió el pasado domingo a las 21.30, en 510 y 9 bis.

La misma suerte corrió un joven que, ayer, en horas de la noche, circulaba por 3 entre 54 y 55. En ningún momento se percató de la amenaza. Aunque segundos después se vio tirado en el piso, con un fuerte dolor en la nuca y despojado de su mochila en la que llevaba ropa y una notebook. Mediante el registro fílmico de una cámara ubicada en la zona, se supo después que los asaltantes resultaron ser tres sujetos que se desplazaban en dos motos.

En tanto, en 161 y 531, dos mujeres que circulaban en moto fueron asaltadas por dos sujetos cuando se encontraban esperando para cruzar. Se llevaron la moto y los teléfonos de ambas.

 

motochorros

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