Ni más ni menos que un debut feliz para crecer en confianza

Mejoró en el complemento y construyó la victoria ante un rival que olvidó lo bueno que había mostrado. Abaldo tuvo un regreso muy prometedor

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Más no podía pedir. La entidad del rival le otorga a Gimnasia el genuino orgullo por haber construido un debut tremendamente valioso.

Si antes del partido le hubieran susurrado al oído a cada hincha Tripero que Marcelo Méndez iba a debutar ganando y anotándole nada menos que tres goles al flamante subcampeón, hubiesen desatado una fiesta muy parecida a la que acompañó la caminata final de los jugadores hasta la boca del túnel.

Después de un primer tiempo muy bravo, donde le costó cortar el pulido circuito con generación ofensiva de los de Liniers, la nueva versión del viejo Lobo supo apretar los dientes, siguió corriendo y tuvo enjundia para llevarse todo lo que había en disputa.

Más allá del primer diagnóstico táctico-estratégico, lo de anoche tuvo la fuerza de un símbolo. Empezar bien cualquier tarea preparada y perseguida con especial interés genera fruición e instala una atmósfera reconfortante. No era un debut más, era el punto de inicio de un camino donde la incertidumbre suele instalar temores.

La apuesta dirigencial de contratar a un entrenador totalmente desconocido para el grueso de los hinchas fue grande y necesitaba un comienzo feliz. Los hinchas esperaban al menos una señal que no abatiera su optimismo. Ganar como ganó fue mucho más que eso, resultó la satisfacción grande que, además, invita a tener más confianza en lo que acaba de nacer.

EL TOQUE DE VÉLEZ BORRONEÓ EN EL INICIO LA PLANIFICACIÓN DE MÉNDEZ

Independientemente del resultado final, la batalla siempre fue exigente para Gimnasia, y mucho más en largos tramos del primer tiempo.

 

Presión alta de los atacantes y la línea de cuatro más cerca del medio, el primer rasgo del nuevo ciclo

 

Se percibió enseguida que el DT uruguayo proponía presión alta de los delanteros y una línea de cuatro defensores más cerca del mediocampo que de Nelson Insfrán. Ese fue el primer rasgo advertido, pero el trámite del juego hizo que la silueta mens sana se borroneara bastante.

El regreso de Matías Abaldo resultó muy valioso porque le brindó mayor agresividad al ataque, mientras que Rodrigo Castillo pagó con gol y con un trabajo interesante la confianza que le entregó el entrenador.

En el repaso de los méritos sería injusto no valorar un par de intervenciones decisivas de Insfrán y el aporte siempre criterioso y con sentido colectivo de Pablo De Blasis.

Lejos estuvo Gimnasia de haber sido una maravilla, pero lo que logró sí lo es.

El devenir de la agenda competitiva le demandará mayor solidez defensiva y un poco más de orden en la zona del eje central del mediocampo, pero con estos tres puntos sumados tendrá tranquilidad para seguir puliendo su propuesta integral.

Empezó otra historia festejando y eso nunca es poco.

 

Gimnasia

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