"Ciudad Oculta": realismo onírico desde el corazón de una murga que no se esconde
| 19 de Mayo de 2024 | 01:29

Entre el realismo crudo y la fantasía, a veces onírica, a veces fantasmal, se mueven los protagonistas de “Ciudad Oculta”, película dirigida por Francisco Bouzas que se estrenó el jueves en el porteño Cine Gaumont.
Una película hecha de sucesos experimentados por la comunidad de Lugano, o que Bouzas vivió directamente en su tiempo en el barrio, producida colectivamente, con elenco y equipo técnico de la zona, desde el corazón de la murga que retrata: es la historia de un grupo de jóvenes que atraviesan el asesinato de su amigo, el futbolista Iki Dosantos, tras el cual Jonás tiene recurrentes sueños con él y deberá encontrar la forma de cruzar a la ciudad de los muertos y cerrar asuntos del pasado que aún lo unen a Iki.
“Debajo del barrio Ciudad Oculta, hay otra ciudad donde habitan los muertos”, señala la sinopsis de la película. A ese lugar llegó Bouzas, pero hace tiempo, en 2012, por amigos en común, por su pareja. En ese momento, la murga que protagoniza la película, Los locos no se ocultan, “era un grupo de pibes de Ciudad Oculta que querían armar una murga. Me invitaron a participar, aunque no era murguero, ni tenía vínculo con el Carnaval, me invitaron a sacar una fotos, quizás hacer un corto, y mientras trabajaba en esas ideas me fui metiendo en el mundo de la murga y del grupo”.
“En ese proceso apareció la posibilidad de hacer un corto, ‘Los locos no se ocultan’, que está en YouTube. Después, hicimos otro corto, y la película ‘La cuarta dimensión’, además de seguir como murga”, relata Bouzas, en diálogo con EL DIA.
En el marco de ese grupo, se trabajo hoy en la la construcción de un centro cultural,
buscando “seguir agitando la actividad cultural en Lugano” desde el colectivo Cultura Oculta. “Ciudad Oculta”, la película, es solo un proyecto más dentro de ese grupo, “una ramificación más”.
Y es a la vez una película atravesada por los procesos colectivos, “realizada junto a la gente de la Oculta, con María Laura Buslemen, con quien estudié cine y con quien empecé a trabajar en la Oculta, y también el colectivo Antes Muerto Cine, del cual formo parte”.
- El universo de la Ciudad Oculta se muestra de manera natural. La película, de todos modos, no cae en ese realismo sucio tan común al filmar barrios al margen, y transita incluso tonos oníricos, fantasiosos. ¿Cómo y por qué se construyó el tono de la película?
- Lo que encontré cuando llegué a la Oculta me hizo experimentar una forma de juventud en los barrios muy alejada de cómo se narraba a esas juventudes. Esa juventud con la que me encontré estaba mucho más ligada a valores colectivos, la lealtad, la amistad, el barrio, que a otros valores que muchas veces se comunican, desde los medios, desde otras películas, ligados al crimen, a la droga. No era la realidad con la que me encontraba. Y ahí filmamos. Después de pasar mucho tiempo ahí, incluso los perros que aparecen son los perros del barrio. Los perros están tranquilos porque son de ahí, conocen a los que estábamos, entendían que había cierta naturalidad. Entonces, ahí aparece esa naturalidad: son muchos años que llevamos juntos. Hace más de diez años filmamos en el barrio, así que fue muy sencillo organizar un rodaje sin ser unos extraterrestres que llegan desde afuera a filmar. Si hubiera sido una idea que llevaba yo, no hubiera existido naturalidad en la película.
- Estrenar en este contexto una película que trate estos estos temas, y desarrollada de esta manera, debe ser movilizante.
- Es estresante. Pero está buenísimo. Y uno a veces queda atrapado por la coyuntura… y hay situaciones que vienen de larga data. Mi película anterior canceló su estreno porque Alberto Fernández organizó una función de “Argentina, 1985” en el Gaumont: los malos manejos, la falta de respeto a cierto tipo de cine, vienen de hace mucho tiempo. En este contexto, es cierto de todos modos que por lo que trae esta película a la discusión, hay una sensación de ir a contramano de lo que se quiere establecer como una nueva idea de cultura: hoy predominan ciertas ideas sobre el individualismo, que me parecen muy dañinas. Y esta es una película re colectiva, por como se hizo, porque cuenta la historia de un grupo, y la historia de un individuo que se reconecta con sus lazos comunitarios. Pero si la hubiéramos estrenado el año pasado, también hubiera despertado esas discusiones, y también esos malos comportamientos y desidia con determinada cultura hubiera probablemente estado… En esta coyuntura puntual, eso sí, parece que viene un momento donde habrá que resistir: llegará el momento en que pensemos qué tipo de política cultural queremos, y espero que entonces los lineamientos vayan hacia el fomento de este trabajo comunitario, porque si no termina habiendo una separación muy grande entre la comunidad que tiene que disfrutar de las experiencias artísticas y quienes las hacen.
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