Desalmados le sacan hasta la estufa a una jubilada

Los adultos mayores continúan en la mira de la delincuencia. Ahora le tocó a una vecina que dejó su casa sola para visitar parientes

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Dinero y varios aparatos electrónicos formaron parte del botín que el pasado sábado, a plena luz del día, fue sustraído de la casa de una jubilada, ubicada en un sector de Arturo Seguí. Así la denominada Zona Norte sumó ayer un nuevo hecho de inseguridad a su ya de por sí abultado historial de delitos.

Además, al igual que sucedió el viernes por la noche con un matrimonio de jubilados de City Bell cuya casa fue invadida por tres ladrones en plena madrugada, en esta oportunidad nuevamente una persona de la tercera edad resultó castigada con el flagelo de la inseguridad.

Al igual que el robo que sufrió una policía de Barrio Aeropuerto, cuya morada fue vaciada mientras cumplía servicio en La Matanza, volvió a suscitarse una situación en la que los hampones combinaron la modalidad que encabeza la lista de delitos en la Región, el escruche, con la aplicación de técnicas mecánicas para vulnerar aberturas.

Es que para acceder a la vivienda ubicada en 156 entre 412 y 413, reventaron una puerta de metal. Sin lugar a dudas el hecho de que la puerta vulnerada se hallara en la parte trasera de la casa ayudó a que todo el acto fuera ejecutado sin que nadie se percatara.

Estos episodios se caracterizan por ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias o destinan su tiempo al esparcimiento.

El trabajo o un momento en familia, son instancias que terminan siendo usadas a su favor por los astutos ladrones para causar estragos. La mecánica es simple: los ladrones irrumpen por la fuerza y arrasan con todo a su paso. Luego, cargan el botín a un vehículo propio o de la familia damnificada y huyen.

Según indicaron fuentes policiales, la banda de ladrones ingresó a la propiedad entre las 19.30, momento en el que la mujer se ausentó, y las 00.30 del domingo, cuando regresó.

Una vez que tuvieron acceso a las habitaciones, comenzaron a hurgar entre las pertenencias de la víctima. Todo sucedió mientras la dueña, una mujer de 64 años, se encontraba de paseo en la casa de un familiar.

En el registro minucioso que realizaron en la casa, los malvivientes lograron dar con los ahorros de la víctima. Y terminaron agrandando el botín con objetos de valor que fueron hallando.

Pasada la medianoche, apenas la damnificada abrió su casa, se encontró con el desastre.

El botín refleja la falta de escrúpulos de los delincuentes que el sábado por la noche ingresaron a la vivienda ubicada en 156 entre 412 y 413. Entre los elementos sustraídos figuran un televisor, una pava eléctrica, un microondas y una estufa eléctrica.

De este modo, el robo no sólo representa una afrenta económica para esta mujer sino que además puede interpretarse como un duro golpe al estado anímico ya que la pérdida de estos objetos impactará negativamente en su calidad de vida.

En palabras simples junto a los objetos se llevaron la comodidad de calentar la comida y agua, la posibilidad de mantener su hogar temperado y la oportunidad de distraerse y disfrutar de un programa o una película.

 

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