En carnicerías los aumentos fueron menores que la inflación
Edición Impresa | 7 de Mayo de 2024 | 02:10

Un reciente informe ganadero establece que el precio de la carne no se ajustó en proporción a la inflación y amplió su desfase en términos reales, en un marco de descenso de la oferta.
El dato surge de un estudio realizado por el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario - Rosgan-. Se tuvo en cuenta que la inflación de marzo fue del 11 por ciento, según el INDEC, acumulando un 51,6 por ciento en el primer trimestre del año. Sin embargo, la variación en los precios de la carne vacuna en el mismo período fue del 45,5 por ciento, según el relevamiento de precios minoristas que realiza el IPCVA para áreas como GBA, Rosario y Córdoba.
Ese retraso de 13 puntos porcentuales en la comparación interanual indica que los precios de la carne vacuna han aumentado un 275 por ciento contra un 288 por ciento de la inflación de marzo.
A nivel regional, la disparidad es igualmente evidente. Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires, los precios de seis cortes específicos de carne vacuna han aumentado un promedio del 34 por ciento en los primeros tres meses del año, comparado con un 53,2 por ciento del nivel general de inflación en esa región.
Este desajuste no solo se atribuye a la dinámica de mercado local, sino también a la metodología utilizada para calcular el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
PERDIÓ PREPONDERANCIA
La composición actual de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), basada en datos de consumo de hace casi dos décadas, no refleja adecuadamente los patrones actuales de consumo, donde la carne vacuna ha perdido preponderancia frente a otras proteínas como el pollo y el cerdo.
“Varias voces del sector vienen reclamando se adecue en lo inmediato, para reflejar una canasta de consumo más ajustada a los tiempos que corren, evitando otorgar a la carne vacuna la “responsabilidad” de ser uno de los bienes de mayor incidencia en el cálculo de inflación”, sostienen en Rosgan.
Este análisis refleja un panorama desafiante para el sector cárnico, que ve cómo la caída del poder adquisitivo del salario restringe fuertemente el consumo doméstico, que sigue siendo el principal mercado para la carne en Argentina, absorbiendo cerca del 75 por ciento de la producción total.
A esto se le suma un contexto de exportación desfavorable, con costos internos en alza y un tipo de cambio retrasado que desfavorece la competitividad en mercados internacionales como China.
En lo que va del año, todas las categorías de hacienda destinadas a faena han registrado retrocesos reales en sus cotizaciones. La incertidumbre sobre la posible recuperación de los ingresos reales del consumidor y la liberación del mercado cambiario añaden más incógnitas sobre el futuro inmediato del sector.
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