“La conversión”: un estremecedor enfrentamiento por el alma de un chico

El cineasta Marco Bellocchio llega a cines argentinos con su última película, que retrata un caso real que enfrentó a la Iglesia y la comunidad judía

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En 1858, la utoridad pontificia llamó a la casa de la familia Mortara en el barrio judío de Bolonia: por orden del cardenal, querían llevarse a Edgardo, su hijo de siete años. Se dice que el niño fue bautizado en secreto por su nodriza y la ley papal es indiscutible: debe recibir una educación católica. A partir de allí, los desolados padres de Edgardo hacen todo lo posible por recuperar a su hijo.

La de “La conversión”, última película de Marco Bellocchio que llega a los cines argentinos este jueves, es una historia real, la lucha por el alma de Edgardo, que en la Italia liberal de aquellos años adquirió rápida dimensión política, que no conmovió a la Iglesia: el Papa Pío IX, por entonces soberano de Bolonia, antes de que estallara el movimiento nacionalista que reunificó Italia, se negó a devolver al niño para consolidar su poder, cada vez más tambaleante.

Una historia que Steven Spielberg quería llevar al cine, que pensaba en Mark Rylance para el papel del Papa. Pero finalmente ha sido el italiano Bellocchio, director de “El diablo en el cuerpo” y “Vincere”, quien rodó esta crónica de un caso verídico, el secuestro de un niño judío para educarlo como católico, por orden papal. Para el realizador, era “crucial” que la película se rodara en italiano por motivos de realismo.

Así, el cineasta italiano de 84 años reabrió una página oscura del antisemitismo de la Iglesia con una película que compitió el año pasado por la Palma de Oro en Cannes.

Muy comprometido políticamente, el ex marxista Bellocchio es uno de los nombres importantes del cine italiano, y a lo largo de décadas de carrera ha abordado otros episodios negros de la historia de su país, como la reciente miniserie “Exterior noche”, sobre el terrorismo de extrema izquierda de las Brigadas Rojas, o la lucha antimafia con “El traidor”.

 

“Este es un episodio importante en la historia italiana porque es uno de los últimos secuestros llevados a cabo en nombre de la Iglesia”

Marco Bellocchio,
director de “La conversión”

 

“Este es un episodio importante en la historia italiana porque es uno de los últimos secuestros llevados a cabo en nombre de la Iglesia”, dijo en Cannes Bellocchio, cuya película denuncia tanto la infalibilidad del dogma como el proselitismo. “Las fuerzas liberales y progresistas denunciaron la barbaridad del caso, que causó un gran escándalo en todo el mundo”, añadió el cineasta sobre “La conversión”, traducción libre del título original, “Rapito” (“Rapto”).

ECOS DEL PRESENTE

A modo de fresco histórico, la película retrata la lucha de la familia Mortara contra la Iglesia para recuperar al pequeño Edgardo. Con la revolución nacionalista, las autoridades seculares del país llegaron a denunciar al antiguo inquisidor de la ciudad, organizador del secuestro.

Enea Sala interpreta al joven Edgardo, a quien Bellocchio encontró tras un largo proceso de búsqueda de actores. “Mientras que con los actores profesionales puedes trabajar para forjar el personaje, con un niño o funcionan o no. Él se esforzó mucho y mereció la pena”, dijo.

Además del aspecto político, hay un drama íntimo que desgarra en esta familia que sufre los vaivenes del Risorgimento, el proceso de unificación del país. El propio Edgardo vivirá luego traumatizado entre la fidelidad a su familia y al catolicismo. Se convertirá en sacerdote, nunca abandonará las órdenes e intentará hasta el final convertir a su madre.

El caso, que también muestra el antisemitismo del Papa Pío IX, es una nueva denuncia de Bellocchio a las instituciones y a la Iglesia, pilar de la sociedad italiana: ya lo hizo especialmente en 2002 con “La sonrisa de mi madre”, también presentada en Cannes.

Cuando se le preguntó sobre las resonancias entre el secuestro contado en la película y los de los niños ucranianos en Rusia desde la invasión, Bellocchio dijo que estaba “muy impresionado”, si bien “La conversión” fue pensado como proyecto mucho antes de esta guerra. “Es política o religión, pero en ambos casos hay violencia objetiva”, razonó.

La conversión

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