Terror en La Plata: lo atan con calzoncillos y desvalijan su vivienda

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Los jubilados continúan siendo el blanco predilecto de los delincuentes con ataques que cada vez revisten un mayor nivel de crueldad. Así lo demuestra el brutal episodio que le tocó vivir ayer a un hombre de 68 años, cuya residencia se encuentra en San Carlos. De madrugada, recibió la desagradable visita de al menos dos sujetos, que lo ataron y castigaron de manera salvaje.

Este hecho, que tiene lugar tan solo un día después del brutal asalto que sufrió una mujer de 63 años y, su hija de 33, en su casa de Villa Elisa, se suma al triste historial de violentos ataques contra adultos mayores, que se vienen registrando desde hace un tiempo en la Región.

Es sabido que los jubilados son el blanco predilecto de los ladrones. Poco parece importarles el concepto del respeto que se les debe a los adultos mayores. En palabras simples, resultan ser “presas fáciles”, tanto por las limitaciones físicas y las dolencias que suelen tener.

Sin embargo, estas dificultades no representan un freno inhibitorio para delincuentes desalmados y carentes de cualquier tipo de empatía.

Justamente ayer, dos sujetos con un deleznable nivel de escrúpulos se presentaron en la casa de este hombre en horas de la madrugada con el objetivo de apoderarse de un cuantioso botín. En base a lo que pudo averiguar este diario, el hecho tuvo lugar en 50 entre 132 y 133, cuando el ocupante del inmueble saboteado descansaba.

Según fuentes oficiales, los sujetos actuaron con el rostro totalmente cubierto y con un extremo sigilo.

Si bien el caso es materia de investigación, por los indicios hallados en la escena, todo apunta a que los ladrones rompieron un vidrio para tomar la llave y abrir la puerta desde afuera.

Acto seguido se dirigieron a la habitación y, sin despertar al dueño de casa, lo ataron de pies y manos a la cama con sus calzoncillos largos. A su perro, en tanto, le pusieron un bozal y lo ataron con corbatas. Así bloquearon su ladrido.

Luego lo despertaron y comenzaron a exigirle que indicara dónde guardaba sus ahorros. En total se llevaron 200 mil pesos, costosísimos elementos de pesca, una torre de música, una aspiradora, una TV de 40”, una tablet, ropa de cama, indumentaria y calzado.

El momento más álgido de la noche ocurrió cuando le exigieron la clave para robarle el dinero que tenía en su billetera virtual. Luego de apoyarle un arma en la cabeza, al damnificado no le quedó otra opción que revelar su código alfanumérico.

Así, en cuestión de segundos, los asaltaron hicieron crecer el botín en $468.000.

 

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