Dolor en La Plata por la muerte del sacerdote Carlos Ruíz Díaz

A la edad de 88 años y con más de seis décadas dedicadas al sacerdocio, murió ayer Monseñor Carlos Ruíz Díaz, el histórico sacerdote de la parroquia Inmaculada Madre de Dios de Gonnet. La noticia, conocida en las últimas horas, causó profunda congoja entre los feligreses de la Zona Norte y en todo el ámbito de la curia platense, reconocido por su amplia trayectoria en la Arquidiócesis de La Plata y por su sentido vínculo con la comunidad. 

Ruíz Díaz, quien en la jornada de hoy cumpliría 89 años, vivía en Gonnet y luego de jubilarse con bodas de oro en la actividad eclesial, se dedicó a acompañar espiritualmente a los abuelos del Hogar Marín de esa localidad, situado a unos pocos metros de su vivienda.  

El Arzobispado de La Plata, que expresó sus condolencias por la pérdida, informó que los restos "serán velados en la Capilla del Hogar Marín, en 60 entre 14 y 15, este miércoles 26 de Junio, a partir de las 9 hs. y la Misa exequial será a las 11.30 hs".

"Elevamos una oración por el eterno descanso de este querido Capellán", publicó el arzobispado de nuestra ciudad.

El padre Carlos nació en una panadería de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, propiedad de sus padres: Buenaventura y Lonía Eugenia Bernard. Perdió a su papá a los tres años y valoró mucho la dedicación de su madre por criarlos a él y a su hermana María Teresa. 

En su ciudad se recibió de maestro y en 1955 vino a La Plata a estudiar Ciencias de la Educación. Pero finalmente decidió ser sacerdote. Fue uno de los fundadores del Seminario de Gándara y luego pasó al Seminario Mayor.  

Se ordenó en 1964, en Entre Ríos, junto a su familia, pero siempre perteneció a la Arquidiócesis de La Plata. En una entrevista que brindó a EL DIA recordó la “gran felicidad” de su madre ese día. 

“Nunca me voy a olvidar de su rostro... hasta me confesó que ella, el día que nací, me había encomendado a Dios para que fuera sacerdote, pero que nunca pensó que Dios la iba a oír”, dijo el padre Carlos con gran emoción. 

Ya como “cura”, fue maestro de Catequesis y de Formación Humana en los colegios José Manuel Estrada y Misericordia de La Plata. “También estuve muchos años en el Instituto de Menores Isabel la Católica, que fue una experiencia extraordinaria”, recuerda. 

Además, desde que se ordenó comenzó a trabajar en la Catedral. “Estuve 12 años realizando tareas allí, hasta que tuve la suerte de ir a la parroquia de Gonnet. Fue una época maravillosa, en donde tuve la satisfacción de tener una vida comunitaria hermosísima, en contacto con las familias, andando en bicicleta todo el día... una vida de pueblo inolvidable”. 

En Gonnet encaró dos grandes obras. Por un lado, la construcción del templo actual de la parroquia Inmaculada Madre de Dios. “Fue bastante bravo, de mucho trabajo, pero debo destacar la enorme tarea que realizaron Antonio Santos, Néstor Nogueira y Pedro Faiaso, para poder concretarlo. Ellos y toda la comunidad se esforzó mucho para poder tener el hermoso templo que tiene la localidad hoy en día”, dice. 

También encaró la obra del actual edificio del Colegio Concilio Vaticano II. “En esos momentos tenía solo dos aulas, y nos propusimos la ampliación. Es invalorable lo que trabajó en eso Marta Grassi... ella era la directora, la portera, era todo. Junto a las familias logramos tener el precioso colegio de hoy y crear el jardín de infantes”. 

Cabe destacar que en la zona también fue capellán del Hospital San Roque y del Regimiento de Comunicaciones de City Bell. Luego le tocó volver a La Plata, nuevamente a la Catedral. Siendo arzobispo Monseñor Carlos Galán, Ruiz Diaz trabajó en las obras de finalización del templo, inauguradas en 1999.  

De esas épocas también destaca la tarea de Santos y Nogueira, y de los ingenieros Crispiani y Trevisán. “Se trabajó de una manera increíble y me pone muy contento haber participado en esa misión”, dice, quien desde 1991 hasta que se jubiló fue el párroco del templo “Nuestra Señora de los Dolores”. 

Cuando celebró sus 50 años de sacerdocio, en el año 2014, expresó: “Nunca imaginé vivir una cosa así; esto significa para mí darle gracias a Dios por toda una vida... por mis 50 años de sacerdote, por los 62 como maestro... Dios me ha dado tantas cosas: una familia tan grande, llena de hijos... a los que hoy veo convertidos en profesionales, en abuelos... son cosas que me llenan de emoción”. 

Padre Carlos Ruíz Díaz

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