Resistencia opositora a la reforma electoral de Milei para eliminar las PASO

Los bloques dialoguistas se oponen al proyecto del Gobierno, pero proponen “mejoras” y que, por caso, no sean obligatorias

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Mientras el gobierno de Javier Milei apura el envío al Congreso de un proyecto de reforma electoral que incluiría la eliminación de las Primarias Abiertas Simultaneas Obligatorias (PASO), distintos sectores opositores, incluso de los denominados bloques dialoguistas, plantearon sus reparos y concedieron, a lo sumo, respaldar modificaciones para “mejorarlas”. Por ejemplo, evalúan que no sean obligatorias.

El oficialismo enfrenta además una dificultad extra: no solo necesita un alto consenso (al ser una reforma electoral requiere mayoría absoluta de 129 votos afirmativos sobre los 257), sino que también tiene poco tiempo. Debe hacerlo en los cinco meses que quedan del año porque como el que viene es electoral no se podrán votar cambios en las reglas de juego.

Sobre las PASO, la historia indica que todos los partidos cuando son oficialismo quieren eliminarlas, pero si están en la oposición se niegan.

Esa teoría vuelve a ratificarse ahora que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha dicho que “las PASO no han servido para nada desde que se implementaron, solamente un gasto más. En las últimas PASO se gastaron 52 millones de dólares”, cuestionó e insistió en que “la elección de los candidatos de un partido es un problema de los partidos individualmente y no de la sociedad en su conjunto”.

Sin embargo, desde la oposición dialoguista le hicieron saber al ministro que no van a ayudar en este propósito porque, básicamente, no les conviene. Ante la incertidumbre de cómo se ordenará el tablero electoral, con un oficialismo que se está “devorando” el mismo electorado de Juntos por el Cambio, cerrarse a la posibilidad de resolver las candidaturas en una interna abierta sería darle una ventaja a los rivales del peronismo.

En este contexto, el PRO, que sigue discutiendo internamente el tipo de relación que mantendrá con el oficialismo, es en cualquier variante el espacio más cercano a La Libertad Avanza (LLA) y lo natural sería que ambos caminen hacia un frente electoral común.

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, pretende ir más allá y empezar a fusionar las estructuras, algo que eriza la piel al macrismo clásico que advierte sobre el peligro de una licuación de la propia identidad histórica.

Ya sea que prevalezca en el PRO la postura macrista o la de Bullrich, en definitiva, el partido amarillo se encamina a formar una coalición con LLA, por lo que en última instancia la puja en el partido será por el control de la lapicera con la que se negociarán las candidaturas con el oficialismo. Si se confirmara la coalición con LLA, sostener las PASO le permitiría al PRO presentar candidatos en todos aquellos distritos en los que el oficialismo pretenda postergarlo.

La UCR pertenece a un segundo anillo de alianzas para el Gobierno. La relación, por lo tanto, es menos fluida y más forzada. Pero si el PRO decidiera ir a una alianza con LLA, la UCR perdería a su aliado de fuste de los últimos años, aquel al que sirvió fielmente entre el 2015 y 2019.

De todos modos, entre el oficialismo y la oposición peronista quedaron pululando un importante número de expresiones políticas, algunas de alcance nacional como la UCR y la Coalición Cívica, y otras provinciales como el cordobesismo y el socialismo santafesino, sumado a referentes del bloque de diputados de Hacemos Coalición Federal como Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Nicolás Massot, Margarita Stolbizer y Florencio Randazzo.

A este universo se suma un exiliado del PRO de renombre como Horacio Rodríguez Larreta, que busca revancha y ya explora acuerdos con el senador radical Martín Lousteau.

¿Nace una nueva PAS?

Este abanico tan disperso y atomizado, en el que no asoma ninguna figura que se despegue significativamente del resto por peso propio, requiere casi con seguridad del instrumento de las PASO para encontrar en la competencia un liderazgo y potenciarlo.

La única sigla que todos estos espacios de la oposición llamada “dialoguista” está abierta a sacrificar es la “O” final de las PASO, la que refiere al carácter obligatorio de las primarias abiertas.

En declaraciones recientes, el jefe de la Coalición Cívica, Juan Manuel López, aseguró que las PASO son “un sistema idóneo, no como las internas partidarias de padrón cerradas para dirimir candidaturas”. Recordó, sin embargo, que desde su fuerza política presentaron un proyecto para que las primarias dejen de ser obligatorias, “es decir, que el partido o alianza que lleve una sola lista no tenga que ir a la PASO y que además los ciudadanos no tengan obligación de ir a votar a la PASO”.

“Pero sí que las primarias de los partidos o de las alianzas sean abiertas, no sean con padrón de partido, sino que puedan votar ciudadanos independientes. Es bueno que sean simultáneas, independientes y con garantías del Estado, porque los partidos políticos no tienen la capacidad de organizar la elección por sí solos, para una elección amplia donde puedan votar independientes”, completó López.

La misma postura es compartida por los ex PRO Monzó y Massot, al igual que la mayoría de los integrantes del bloque de Hacemos Coalición Federal, con la excepción de Pichetto, quien sí se mostró alineado con el Gobierno.

En la UCR, la gran mayoría de los diputados, o todos, están en contra.

El Frente de Izquierda, si bien fue crítico cuando se aprobó en 2009 el mecanismo de las PASO a instancias del gobierno de Cristina Kirchner, no le votarán al Gobierno de Javier Milei una reforma política que también se propone eliminar el financiamiento público de los partidos políticos.

La historia indica que todos los partidos cuando son oficialismo quieren quitar las primarias

 

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