El tenso equilibrio legislativo entre el oficialismo y los “dialoguistas”
Edición Impresa | 19 de Julio de 2024 | 02:22

Carlos Barolo
Los jefes de los bloques parlamentarios de la llamada oposición dialoguista, que tuvieron un rol decisivo para la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, se reunieron ayer con representantes del presidente Milei en la Casa Rosada. Tema: empezar a delinear la agenda legislativa del resto del año y tantear el terreno político, en medio de ciertos cortocircuitos con el oficialismo.
Los hombres de Milei prometieron apurar la reglamentación de capítulos sensibles de las dos leyes aprobadas por el Congreso. El PRO, puntualmente, volvió a reclamar por el pago de la coparticipación de impuestos que la Nación le adeuda a CABA, tras un fallo de la Corte que ordenó eso y que no se ha cumplido. Mauricio Macri había hecho un reclamo público al respecto.
Estuvieron Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR) y Miguel Pichetto (Hacemos Coalición Federal). Los recibió el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el interlocutor del Presidente con la política. Casi dos horas duró la reunión. Se suponía que sería media secreta porque después habría otro cónclave más general en Diputados por la reforma electoral (ver recuadro). Al final, trascendió.
Francos informó a los jefes de los bloques opositores que, luego de que se reglamentara el blanqueo de capitales y la moratoria ya está lista para salir la reglamentación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) y de la reposición del impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría, que impactará en casi un millón de contribuyentes.
Aparentemente, no hubo comentarios sobre la posibilidad de que el Gobierno aumente el piso del mínimo no imponible por decreto o en la reglamentación de la ley. Este fue un planteo de la CGT en una reunión con el secretario de Trabajo, Julio Cordero. El gobierno no necesitaría pasar por el Congreso para eso.
Los bloques dialoguistas no quieren desprolijidades en las siguientes reglamentaciones, luego de que la del blanqueo fuera media confusa, según según estiman en la intimidad. “La preocupación que tanto el PRO, el radicalismo como Hacemos vienen expresando después de que la Ley Bases tardara tanto más tiempo del que hubiésemos querido es saber si las áreas técnicas del Gobierno estaban en condiciones de ponerlas en marcha. Ese fue el corazón de la reunión”, señaló De Loredo luego de salir de la Rosada.
Hubo otros temas delicados, pero ceñidos sólo al PRO. Uno: el golpe en la relación con los amarillos que significó el despido del subsecretario de Deportes, el mauricista Julio Garro, por sus declaraciones sobre Lionel Messi. Garro dependía de Francos en el organigrama, aunque probablemente el jefe de Gabinete nada tuvo que ver en la decisión. Dos: la mencionada deuda de la Nación por la coparticipación porteña, acaso el tema que más separa a Macri de Milei. “Le planteé a Francos la necesidad que se resuelva el tema y que la Nación cumpla con el fallo de la Corte Suprema. Es un problema para cualquiera que quiera venir a invertir en la Argentina”, relató Ritondo. Francos le anticipó que el Gobierno podría formalizar una propuesta en la reunión que hoy protagonizarán el ministro de Economía, Luis Caputo, y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. Pichetto se alineó con el reclamo de Ritondo, trascendió.
Como el ministro coordinador llegó demorado del acto por el 30º aniversario del atentado a la AMIA y tenía otras reuniones en agenda, los encargados de recibir a los diputados dialoguistas minutos después de las 11 fueron el secretario de Interior, Lisandro Catalán, el vicejefe de Gabinete José Rolandi y María Ibarzabal Murphy, funcionaria clave en la negociación con entre el Ejecutivo y el Legislativo. Esta última responde al influyente asesor Santiago Caputo, sindicado como el ejecutor de la orden de echar a Garro. También estuvieron el presidente de Diputados, Martín Menem, su primo y delegado de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem; y el jefe de bloque libertario, Gabriel Bornoroni.
Diferencias
En la previa todos los bloques dialoguistas arrastraban motivos diferentes que los separaban de la Rosada. En el PRO, anotan las promesas incumplidas del Presidente, la presión para fusionar ambas fuerzas y el malestar de Macri por el papel secundario que le dieron en el Pacto de Mayo. En la UCR, esperan para empujar su agenda en materia de educación, un punto que lo aleja de un Milei que intentó ir contra la universidad pública. En HCF no gustó nada que los dejaran afuera de la comisión de la bicameral de Inteligencia.
El Consejo de Mayo que el Gobierno ordenó conformar por decreto no fue eje de las conversaciones entre Francos y los diputados, ya que esa cámara deberán proponer un nombre. Obviamente sin el peronismo legislativo, que rechaza todo. Dicen que en la Rosada caería bien que sea Pichetto.
A la oposición dialoguista le hace ruido que el oficialismo empuje proyectos nuevos y propios en vez de subirse a otros de los mismos temas, que ya tienen estado parlamentario. Dicen que es para concentrar la atención mediática. No les cierra, por ejemplo, la Ley Hojarasca, el proyecto que diseñó el flamante ministro de Transformación y Desregulación, Federico Sturzenegger, para hacer una limpieza normativa. “Las leyes tienen que ser temáticas, más cortas y más precisas”, dijo Pichetto, acaso el de más experiencia legislativa de todos.
Otro ejemplo: el oficialismo pretende avanzar con una reforma política que incluya la eliminación de las PASO, pero solo obtendría consenso opositores para implementar la boleta única papel y a lo sumo eliminar la obligatoriedad de las primarias. Hay varios proyectos sobre eso en el Congreso.
Trascendió que Ritondo llevó un documento de 7 páginas con más de 15 temas con diferentes proyectos que ya presentaron diputados del PRO y que buscan la adhesión de La Libertad Avanza. Desde la reforma del régimen penal juvenil (el gobierno quiere su propio proyecto), la prohibición del bloqueo a empresas, la declaración de la esencialidad de la Educación, la eliminación de la cuota sindical o ficha limpia, y demás.
Con todo, la reunión en sí misma fue un dato político: si quiere sacar leyes, el gobierno (sólo siete senadores propios y 37 diputados) deberá sentarse con los que ayer recibió en la Rosada. Estos encuentros probablemente vuelvan a repetirse.
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