Vacunación antigripal: avanza el inoculante “único de por vida”
Edición Impresa | 24 de Julio de 2024 | 03:24

Con un enfoque diferente al aplicado en las vacunas contra la gripe que se utilizadas hasta hoy, un equipo de investigación norteamericano asegura estar cerca de poder desarrollar un inoculante que brinde protección de por vida y sea además universal.
Como anticiparon los autores del estudio, publicado por la revista científica Nature Communication días atrás, su vacuna experimental, aunque creada usando el virus de la gripe de 1918, generó además “una sólida respuesta inmunitaria en primates no humanos expuestos al virus H5N1 de la gripe aviar”.
Basada en la cepa que mató a millones de personas en todo el mundo a principios del siglo pasado, la vacuna le fue administrada a seis primates para evaluar su efectividad. Todos ellos sobrevivieron al H5N1, mientras que en el grupo de control, no vacunado y expuesto al mismo virus, ninguno sobrevivió.
El estudio, encabezado por un equipo científico de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón (OSHU), en Estados Unidos, abre la puerta a la posibilidad concreta de desarrollar una vacuna contra la gripe que ofrezca protección universal.
“Creemos que en cinco o diez años será una realidad una vacuna única contra la gripe”, vaticinó Jonah Sacha, líder de la investigación.
EL NUEVO ENFOQUE
El nuevo enfoque utilizado por el equipo de la Universidad de Oregón se basa en una plataforma de vacunas desarrollada anteriormente por ellos mismos para combatir la tuberculosis y el VIH; de hecho ya se está utilizando en un ensayo clínico contra el virus que causa el sida.
Su estrategia consiste en insertar pequeños fragmentos de patógenos diana en el citomegalovirus (CMV), un virus de herpes común que infecta a la mayoría de las personas a lo largo de su vida y suele producir síntomas leves o ninguno. El virus actúa como un vector diseñado específicamente para inducir una respuesta inmunitaria de las células T del propio organismo.
Este planteamiento difiere de las vacunas comunes, diseñadas para inducir una respuesta de anticuerpos dirigida a la evolución más reciente del virus, que se distingue por la disposición de las proteínas que recubren la superficie exterior.
Como se sabe, la gripe no es producida por un solo tipo de virus, sino que éste evoluciona debido a cambios que tienen lugar en la proteína Spike de su cubierta. De ahí la necesidad de adaptar las vacunas cada año para que no pierdan efectividad.
Un tipo de células T de los pulmones, conocidas como células T efectoras de memoria, se dirigen a las proteínas estructurales internas del virus, en lugar de a su envoltura externa en continua mutación.
La estructura interna no cambia mucho con el tiempo, lo que supone un objetivo fijo para que las células T busquen y destruyan cualquier célula infectada por un virus de la gripe antiguo o recién evolucionado.
Para probar su teoría de las células T, los investigadores diseñaron una vacuna basada en el CMV utilizando el virus de la gripe de 1918 como plantilla. El equipo expuso a los primates vacunados a aerosoles de partículas pequeñas que contenían el virus de la gripe aviar H5N1, y seis de los 11 sobrevivieron.
“Funcionó porque la proteína interior del virus estaba muy bien conservada”, tanto, que incluso después de casi 100 años de evolución, no puede cambiar esas partes fundamentalmente importantes de sí mismo”, explicó Sacha, quien cree que su plataforma podría ser “absolutamente” útil contra otros virus mutantes, incluido el SARS-CoV-2.
La inhalación del virus de la gripe H5N1 en aerosol provoca una cascada de acontecimientos que pueden desencadenar insuficiencia respiratoria, pero la inmunidad inducida por la vacuna fue suficiente para limitar la infección y el daño pulmonar, protegiendo a los monos de esa infección tan grave.
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