Dolor en La Plata por la muerte de Oscar Pelayo, destacado en la vida literaria, política y deportiva

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Al ser entrevistado en alguna ocasión Oscar “Tedy” Pelayo, -un platense destacado en la vida literaria, política y deportiva que a los 88 años de edad falleció hace pocas jornadas- dijo lo siguiente: “La literatura le lleva una ventaja a los libros científicos, no necesita verificar nada, es sólo magia y nos hace imaginar. Esa capacidad de la literatura se vincula con el hecho de que nadie como ella sabe retratar el espíritu humano”.

Sabía bien de lo que hablaba. En su larga vida creó cuatro librerías, tres de ellas en La Plata y una en Madrid, España en donde estuvo radicado varios años. Para su atención puso en ellas una sensibilidad y una cordialidad con los lectores pocas veces vista. En nuestra ciudad se inició al abrir en 1973 la librería “El león herbívoro”, para seguir luego con la librería “Del Buen Ayre”, primero en su local de 6 entre 45 y 46, para reabrirla posteriormente en la antigua casona de diagonal 77 entre 46 y 47.

De la librería que tuvo en Madrid trajo ediciones maravillosas, de antigua data, alguna de las cuales se resistía, inclusive, a vender porque amaba especialmente esos libros y le costaba demasiado amor desprenderse de ellas. “Era un librero genuino y amoroso”, dicen ahora sus hijos Natalia y Javier. Y así lo sintieron muchos platenses, que valoraron su personalidad apasionada por el saber y por los valores humanos.

En la vida política fue un permanente seguidor de las doctrinas del radicalismo y en varias oportunidades actuó en congresos o reuniones partidarias como represente de Miguel Angel Zabala Ortíz. Venía de la formación que le había brindado el Colegio Nacional, y en la Universidad militó en el Centro de Estudiantes de Ingeniería, que estudió primero dos años y luego, interesado sobre todo en los temas sociales, se anotó en Derecho, siempre en la UNLP, carrera en la que le faltaron menos de cinco materias pero que abandonó porque el llamado de la literatura, la pasión por los libros, fue más fuerte.

Tedy Pelayo fue también en su juventud un gran deportista y se destacó en el tenis de mesa, ganando varios campeonatos platenses, provinciales y nacionales. Había nacido en La Plata el 7 de diciembre de 1936 y en los últimos años se mudó a Buenos Aires, para seguir de cerca la vida científica y artística de sus dos hijos.

Cultivó con bondad el difícil arte de vivir. Y es seguro que Tedy Pelayo hubiera suscripto estas palabras de Marco Aurelio: “Vivir cada día como si fuera el último, nunca perturbados, nunca apáticos, sin adoptar nunca pose alguna —he ahí la perfección del carácter”.

 

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