Anda perdido en su laberinto, con plantel discutido, nivel en baja y reproches a la dirigencia
Edición Impresa | 6 de Agosto de 2024 | 03:03

Por MARTIN MENDINUETA
Gimnasia quedó atascado en su cruel realidad y sólo fue capaz de multiplicar el enojo de sus hinchas.
Con un plantel que a nadie conforma, muchas bajas por lesión, expulsiones totalmente reprochables y un nivel de juego que en nada se parece al tramo inicial del ciclo liderado por Marcelo Méndez, volvió a caer y así sus principales dirigentes quedaron expuestos en la primera fila de los duros reproches.
Entre lo que tiene (hasta ahora los refuerzos se posan en la vereda opuesta al entusiasmo) y lo que le falta (de ninguna manera ha terminado su participación en el mercado de pases), el cuadro de situación dispara niveles de ira cada vez más nítidos hacia los que toman las decisiones más fuertes en el área de fútbol.
Leonardo Morales admitió equivocaciones en defensa, el debutante Marcos Ledesma no pudo contener el remate que menos lo exigió, el director técnico continúa sin encontrar un armado confiable del mediocampo... Así como está, todo le cuesta demasiado.
En esta coyuntura, el nivel de dificultad para construir la remontada tan reclamada es cada vez más palpable.
Con el entrenador declarando públicamente que espera las definiciones que faltan en el mercado de pases, los dirigentes debieran expresarse. El cuadro de situación les está pidiendo una reacción.
DOS ATAJADAS DE LEDESMA FUE LO MEJOR DE UN LOBO INCONSISTENTE
El reemplazo de Insfrán se presentó con solidez y buenos reflejos, lo cual generó confianza en las tribunas. Marcos Ledesna resultó el hombre que se hizo notar en un primer tiempo irregular del Lobo donde le costó sostener la tenencia de la pelota. Sin un creativo definido (muy apagado el Pato Castro) y extrañando la circulación habitual que le otorga De Blasis, a la formación de Méndez le faltó gente que supiera administrar la posesión.
TRES LLEGADAS DE PELIGRO Y LA MISMA IMAGEN QUE NO CONVENCE
Es cierto que Fatura Broun tuvo intervenciones de mérito (los remates de Benjamín Domínguez y el cabezazo a quemarropa de Cortazzo), pero también lo es que el rendimiento mens sana estuvo lejos de convencer.
La identidad del mediocampo está cada vez más borroneada. ¿Quién o quiénes son los que van a marcar? ¿Quién o quiénes se encargan de la conducción? Nada está claro porque nada se irradia desde el juego.
Sin dudas, el o los criterios que se utilizan para buscar los refuerzos están en deuda.
¿Quién tiene la última palabra en las contrataciones? ¿El Presidente, el resto de los integrantes de la denominada “mesa chica”, el gerente de fútbol, los scouters, Méndez y su principal ayudante... quién o quiénes?
Alguien tiene que explicarlo. Y debiera ser lo ante posible.
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