Glaciares: el debate entre la “extinción” absoluta y el optimismo

Durante años, la teoría de la inestabilidad de los acantilados de hielo motivó predicciones apocalípticas. Ahora, un estudio abrió la ventana a una perspectiva más matizada sobre el futuro

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En el vasto y helado paisaje de la Antártida, los glaciares se erigen como monumentos imponentes de hielo que desafían la comprensión humana. Entre ellos, el glaciar Thwaites ha capturado la atención de la comunidad científica, el público y los gobiernos de todo el mundo. Conocido popularmente como el “glaciar del fin del mundo”, Thwaites ha sido motivo de alarma global por su potencial para desatar un aumento catastrófico del nivel del mar si colapsara. A medida que el cambio climático acelera el deshielo en los polos, el futuro de los glaciares se ha convertido en el epicentro de un debate crucial: ¿estamos realmente frente a la desaparición inevitable de estos gigantes de hielo o hay margen para el optimismo?

El glaciar Thwaites, que drena una vasta extensión de la capa de hielo de la Antártida occidental, ha sido objeto de estudios científicos que buscan comprender mejor su dinámica y el riesgo real de colapso. Durante años, la teoría de la inestabilidad de los acantilados de hielo marino ha sido un pilar en las predicciones más apocalípticas. Esta teoría sugiere que, a medida que las enormes plataformas de hielo que sostienen a glaciares como Thwaites se desmoronan, se exponen acantilados de hielo cada vez más altos que no pueden soportar su propio peso y se derrumban en el océano, generando un efecto dominó de retroceso acelerado.

El temor a que este proceso desencadene un colapso inminente ha llevado a algunos a advertir sobre el fin de los glaciares y sus consecuencias devastadoras para el planeta. Sin embargo, en medio de esta alarma, un estudio reciente ha abierto una ventana a una perspectiva más matizada. Según los resultados de esta investigación, liderada por el científico polar Mathieu Morlighem, el escenario más extremo podría no ser tan inminente como se había pensado. Aunque el glaciar Thwaites sigue siendo una amenaza considerable, los hallazgos sugieren que el mecanismo de inestabilidad de los acantilados de hielo marino no sería suficiente por sí solo para desencadenar un colapso rápido. Esto ha generado un rayo de esperanza en medio del sombrío panorama que rodea a los glaciares antárticos.

La posibilidad de que Thwaites pueda mantenerse relativamente estable hasta el año 2100 es una noticia que ha sido recibida con cierta cautela. Aunque podría significar que el glaciar no desaparecerá de manera abrupta en las próximas décadas, este hallazgo no debe interpretarse como una señal de que todo está bajo control. La dinámica de los glaciares es compleja y multifactorial. Las corrientes oceánicas cálidas que penetran bajo las plataformas de hielo en la región del mar de Amundsen, donde se encuentran los glaciares Thwaites y Pine Island, están adelgazando el hielo desde abajo. Este proceso debilita las plataformas de hielo, lo que a su vez acelera el flujo de los glaciares hacia el océano.

El debate sobre el destino de los glaciares no es solo una discusión técnica entre científicos. Tiene implicaciones profundas para el futuro del planeta y las sociedades humanas que dependen de la estabilidad climática. Si bien la posibilidad de evitar el peor escenario de colapso en Thwaites ofrece un respiro, la pérdida de hielo en la Antártida sigue siendo una realidad que contribuye al aumento del nivel del mar. La cuestión no es si los glaciares desaparecerán por completo, sino cuándo y en qué medida lo harán, y qué significa esto para las costas del mundo.

El cambio climático, impulsado por las actividades humanas, está teniendo efectos dramáticos en los polos. Las decisiones que tomamos hoy en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y políticas de mitigación del cambio climático determinarán la velocidad con la que los glaciares continuarán derritiéndose y el impacto que esto tendrá en el futuro. La ciencia nos brinda un panorama complejo, donde el colapso total puede no ser inminente, pero la pérdida gradual de hielo y su contribución al aumento del nivel del mar son inevitables en un mundo que se sigue calentando.

La discusión sobre la desaparición de los glaciares es, en última instancia, una conversación sobre el tiempo que nos queda para actuar y el alcance de las decisiones que debemos tomar para frenar el cambio climático. No es una cuestión de si debemos preocuparnos por el futuro de los glaciares, sino de cómo responderemos colectivamente a la amenaza que representan. La ciencia nos ha dado herramientas para entender la magnitud del desafío, pero la acción recae en manos de los gobiernos, las empresas y los individuos que pueden hacer la diferencia antes de que sea demasiado tarde.

 

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