Positivo anuncio sobre la producción en el país de un diésel de origen renovable
Edición Impresa | 19 de Septiembre de 2024 | 01:32

El anuncio formulado por una refinería ubicada en la Provincia, acerca de que logró una certificación internacional para producir diésel de origen renovable gracias al procesamiento de aceite de soja, resulta trascendente en la medida que inscribe a nuestro país en la tendencia universal que procura expandir la generación de energía y de combustibles no tradicionales, de acuerdo a sistemas que no agredan al medio ambiente y que permitan la continuidad de actividades productivas.
La certificación ISCC (International Sustainability & Carbon Certification) obtenida por Raizen Argentina -licenciataria de Shell con su planta ubicada en Dock Sud- constituye un aval alineado con la Directiva de Energías Renovables de la Unión Europea y el Reino Unido que asegura la trazabilidad del proceso y proporciona el cálculo de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
“La planta de hidrotratamiento de Dock Sud ya se encuentra operando de manera sostenida y la certificación lograda confirmó una reducción de emisiones de hasta un 80,4% en el ciclo de vida del diésel de origen vegetal, en comparación con el mismo volumen de diésel de origen fósil”, señalaron desde la empresa.
El diésel renovable, también conocido como R100 o aceite vegetal tratado con hidrógeno (HVO), es un sustituto inmediato del diésel que se produce a partir de aceites vegetales reciclados, aceite de cocina usado o grasa animal. Estas materias primas se procesan mediante hidrogenación para crear una alternativa de combustión más limpia al diésel tradicional que funciona con motores existentes.
Se precisó que el diésel renovable difiere del biodiésel tanto en su proceso de producción como en sus propiedades físicas. Mientras que el biodiésel también se puede mezclar con el diésel tradicional derivado de combustibles fósiles, el diésel renovable constituye un sustituto inmediato del diésel tradicional sin necesidad de mezcla.
Frente a un escenario mundial que demanda cada vez más combustibles renovables, Argentina, uno de los principales productores de soja en el mundo, tiene en el diésel renovable una interesante oportunidad, según señalan desde la Cámara Argentina de Biocombustibles.
Aquí no puede menos que valorarse la expansión de los métodos de generación. Así se podría hablar, entre otras, de la energía eólica que recurre al viento como elemento generador, que ha logrado ya un especial arraigo en nuestro país o a la energía solar, de lento pero progresivo desarrollo. Y, en el caso de los combustibles, a los sustitutos de los derivados del petróleo sobre los cuales se vino experimentando en las últimas dos décadas.
Se conoce desde hace relativamente poco tiempo que el combustible tradicional fósil no renovable se puede sustituir por combustibles tradicionales no fósiles tal como biogás, gas pobre, gas de síntesis, bioetanol, biodiésel u otros que funcionan con normalidad en motores diésel sin modificarlos.
Lo trascendente de esta iniciativa reside en que, como se ha dicho, coloca a la Argentina en el grupo de países de avanzada en la generación de nuevas fuentes energéticas renovables, que reducen los focos contaminantes, y que abre hacia el futuro nuevas posibilidades de empleo en la explotación del recurso.
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