Advierten sobre los riesgos de la ola de calor en la Región
Edición Impresa | 15 de Enero de 2025 | 03:48

Las altas temperaturas que vienen reinando en las últimas jornadas y los informes del Servicio Meteorológico Nacional, que anticipan temperaturas máximas de hasta 35 grados, obligan por lo pronto a que la población tenga presente y atienda las recomendaciones médicas necesarias para no sufrir los efectos propios del intenso calor.
Distintos especialistas y funcionarios del área sanitaria pusieron énfasis en los cuidados que debe adoptarse para evitar golpes de calor. Por ejemplo, desde la Comuna difundieron una serie de recomendaciones para evitar poner en riesgo la salud frente a las altas temperaturas.
Advierten que las temperaturas reinantes pueden ocasionar un golpe de calor o “insolación”, caracterizado por un fuerte dolor de cabeza, pérdida de la conciencia, aumento extremo de la temperatura corporal, mareo y sequedad en la piel.
Desde la Secretaría de Salud de la Comuna se informó sobre los síntomas de un golpe de calor o insolación: temperatura del cuerpo de 39°C - 40°C o mayor; piel roja, caliente y seca; respiración y frecuencia cardíaca acelerada; dolor palpitante de cabeza; confusión o pérdida de conocimiento; alteración del estado mental y del comportamiento como vértigos, mareos, desorientación, delirios; dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos.
Tal como se informó ayer en este diario, entre las medidas para prevenir el agotamiento o golpe de calor se incluye dar el pecho a los lactantes con mayor frecuencia; mantenerse hidratado (se recomienda beber abundante agua y jugos naturales); evitar bebidas alcohólicas, con cafeína y con alto contenido en azúcar como gaseosas; evitar comidas pesadas y alimentos ultra procesados (optar por frutas y verduras); usar ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros; no exponerse al sol directo entre las 10 y las 16; y mantener a los niños, los mayores y las personas más vulnerables en lugares bien ventilados y frescos.
Demás está señalar que la penuria climática no debiera verse acentuada por las deficiencias en el servicio de agua domiciliaria en la Región, que incluye la inexistencia de suministro para muchos barrios a los que no llegan las redes. Las falencias en la entrega del líquido vital en los meses tórridos constituye una suerte de clásico de la Ciudad.
Es claro que, también, el Estado debería impulsar políticas que sirvan para modificar estructuralmente el hábitat muchas veces inhumano, en el que viven miles de niños y ancianos obligados por las circunstancias, alojados en casillas que carecen de toda protección a las distintas inclemencias climáticas.
Se habla en estos casos de familias numerosas, integradas muchas veces por habitantes que no disponen de posibilidades para acceder a condiciones de vida más dignas, en situaciones que no colaboran precisamente para que puedan adoptar recaudos preventivos mínimos. Es allí donde los organismos del Estado debieran concentrar hoy la mayor atención.
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