Denunciaron el robo de $7 millones en una casa

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Todo muy raro, no por el robo en sí, que es cosa de todos los días y ya no sorprenden a nadie, sino por las circunstancias previas, que dejan mucha tela para cortar. Nos referimos a los movimientos de un hombre de 63 años, quien ayer fue blanco de un ataque delictivo en su vivienda de la calle 25 entre 57 y 58, en los alrededores del Parque San Martín.

De acuerdo al relato de la víctima, primero estuvo en el gimnasio del Club Universal y, al salir, poco antes de las 11 de la mañana, decidió ir caminando hasta el banco Provincia de 44 entre 27 y 28, en La Loma, donde debía hacer un retiro de dinero.

En la entrada saludó a dos o tres policías y se consideró con suerte, porque a los cinco minutos ya estaba siendo atendido en la línea de cajas.

Sin embargo, pese a que es cliente de la entidad desde hace mínimo una década y acude al lugar de manera semanal, el cajero le dijo que no tenía la firma certificada y, que hasta tanto no cumpliera ese trámite, no podía sacar un peso.

Contrariado y, algo sorprendido, no le quedó más remedio de pedir un número para el sector de atención comercial y esperar dos horas hasta que le tocó el turno. Evidentemente, la fortuna lo había abandonado.

Fue en ese lugar que comentó que necesitaba hacer una operación, con algunos detalles, que ahora le hacen ruido.

Es que después de hacerse de siete millones de pesos, que guardó en una bolsa roja, se tomó un taxi para retornar a su domicilio. Eran las tres y media de la tarde.

El efectivo quedó celosamente guardado en su habitación, en un placard de madera, detrás de un montón de ropa.

Después se entró a bañar hizo algunos quehaceres domésticos y a las seis de la tarde salió rumbo a una panadería en 60 entre 26 y 27.

Del comercio, mediante un remís, pasó por el estudio de una abogada conocida, que está en la Plaza Paso, y ya alrededor de las nueve de la noche llegó el tiempo de volver a su domicilio.

Sin embargo, no pudo entrar. Algo andaba mal y descubrió que la puerta había sido forzada.

Adentro era todo un gran desastre y los fajos de billetes que sacó del banco brillaban por su ausencia.

También le robaron una carabina, un TV de 49 pulgadas y un ventilador.

Si bien la investigación está en pleno curso, el damnificado sospecha de su paso por el banco. Cree que alguien lo vendió.

 

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