Ganar el clásico es lo único que tiene para zafar el año
Edición Impresa | 12 de Octubre de 2025 | 02:43

Por MARTIN MENDINUETA
Gimnasia transita un año horrible. Dificultades económicas, muy floja campaña y un afiebrado hartazgo de sus hinchas, son los rasgos salientes de un momento imposible de digerir.
Empataba y la figura era Insfrán. Terminó perdiendo en tiempo de descuento y todos sus jugadores quedaron debajo de una lluvia torrencial de silbidos. La gente no aguanta más.
Alejandro Orfila conduce, y modifica permanentemente, una formación que no se destaca en ninguna faceta del juego. Defiende mal, le cuesta horrores acumular pases bien dados y ataca desnudando una pobreza que a nadie sorprende.
En tiempo de descuento, cuando el tema de conversación dominante era asignarle el real valor al punto que estaba sumando, lo desbordaron por derecha y le convirtieron apareciendo con libertad por la izquierda de su defensa.
Talleres vino dispuesto a buscar el triunfo y lo consiguió, en gran parte, por la endeblez de un Lobo que quiere que el almanaque 2025 termine lo antes posible.
El latiguillo que afirma que terminará salvándose del descenso por las miserias de los que están debajo de su posición ya no calma. Además, el cuadro de situación no invita a decir “cosa juzgada”. Las fechas que restan serán bravas y condicionantes para su futuro.
Días después de haberse hecho público el quiebre en la relación entre el director técnico y el referente Lucas Castro, la quinta derrota como local (tercera consecutiva) profundizó un frente interno donde los integrantes de la comisión directiva vuelven a escuchar los peores juicios de valor.
Insfrán fue durante el primer tiempo el mejor de un equipo carente de claridad y potencia ofensiva
Orfila, el amigo de “Chiqui” Tapia, intenta darle un perfil más intenso y combativo; el tema es que no lo puede sostener fallando reiteradamente en cuestiones básicas.
LA GARRA DE MAX Y DE YANGALI NO ALCANZA PARA DOMINAR EL MEDIO
Para Gimnasia representó un duro desafío empezar perdiendo desde el primer minuto de juego. Ratificando que le cuesta horrores encontrar un lapso de serenidad plena, escuchó, rápidamente, la exigencia de sus hinchas, que ya no soportan más frustraciones.
Para bien del Lobo, seis minutos después del acierto a la red de Girotti, llegó el desahogo con silueta de empate conseguido por Bautista Merlini.
Demostrando tantas ganas de ir hacía adelante como severas limitaciones en la faceta creativa de sus mediocampistas, el dueño de casa hizo lo que pudo y fue poquito en materia ofensiva.
Está claro que Augusto Max y Juan Yangali brindan una cuota de carácter que estaba faltando, aunque eso no alcanza para dominar la pulseada del mediocampo.
El pitazo final del primer capítulo tuvo algo de alivio, ya que en el boletín tripero Nelson Insfrán volvió a tener la calificación más alta. Si su arquero resultó la figura, no hace falta explicar tanto qué hizo el resto de los jugadores.
VOLVIÓ FRANCO TORRES CUANDO NINGÚN ATACANTE ESTÁ AFIANZADO
La vuelta de Franco Torres coincide con un flojísimo momento del ataque en su conjunto. Ayer jugó muy mal Marcelo Torres, ingresó fallando una clara situación de gol Norberto Briasco, y ni siquiera fue concentrado el venezolano Hurtado. El oscuro panorama lo completa Sebastián Lomónaco, que tampoco empuja para ser tenido en cuenta como titular.
Gimnasia se hace daño en forma permanente. El DT está aferrado al cargo y se defiende con un discurso que sólo engorda el fastidio generalizado.
Sólo porque es fútbol y siempre hay esperanza de revertir lo que viene saliendo mal, deberá concentrarse en el partido del próximo domingo creyendo en sí mismo.
Ganar el clásico que ayer mismo “empezó a jugarse” es lo único que podría modificar un estado de ánimo hecho trizas.
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