Trump quiere salvar a Milei para sacar a China de Latinoamérica
Edición Impresa | 19 de Octubre de 2025 | 03:33

Si la locura consiste en repetir una acción esperando un resultado diferente, entonces un pilar central de la política económica argentina roza la demencia. El presidente libertario Javier Milei intenta defender un tipo de cambio fijo que ha controlado la inflación, pero al costo de mantener artificialmente fuerte al peso. Su gobierno argumenta que una devaluación nunca funcionó antes y que Argentina debería competir reduciendo impuestos y burocracia.
Aferrarse a una moneda sobrevaluada puede desacelerar la inflación, pero también frena el crecimiento económico. En el caso argentino, esto ha agotado reservas valiosas y alimentado la fuga de capitales. En última instancia, es insostenible. El último socio de Milei en esta arriesgada aventura es el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent. Argumentando que la nación sudamericana es un “aliado sistémicamente importante” -algo que sorprendió a muchos-, Estados Unidos intervino la semana pasada en el mercado cambiario para comprar pesos y acordó una línea de crédito de emergencia de 40.000 millones de dólares para la Argentina, revela una nota del consejo editorial del Financial Times.
Bessent ha dicho que la moneda argentina está subvaluada y que las bandas cambiarias fijadas por el gobierno son “adecuadas para su propósito”. Los inversionistas que se deshicieron de los activos argentinos probablemente discrepen de ambas afirmaciones. El secretario del Tesoro debería entender mejor que nadie la insensatez de defender bandas cambiarias frente al mercado: a los 30 años, su trabajo para George Soros ayudó al financista a “romper” al Banco de Inglaterra y forzar la salida de la libra del Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio en 1992.
Rescatar a una nación latinoamericana distante puede parecer extraño para una administración de “Estados Unidos primero”, y la generosidad de Bessent ya le ha costado un precio político interno. Políticos demócratas y republicanos han cuestionado por qué su gobierno lanza dinero a un deudor reincidente cuyos productores de soja compiten con los estadounidenses.
Parte de la explicación radica en el deseo del presidente Donald Trump de expulsar a China de América Latina, una región que considera parte de la esfera de influencia legítima de Estados Unidos. Es cierto que China ha expandido enormemente el comercio y la inversión en el “patio trasero” de Washington durante las dos últimas décadas, mientras administraciones estadounidenses sucesivas miraban hacia otro lado. Pero apuntalar un tipo de cambio sobrevaluado dista mucho de ser una estrategia eficaz para contrarrestar a Beijing.
Cuánto durará la nueva generosidad de los Estados Unidos “Maga” es una incógnita. Milei enfrenta unas elecciones legislativas cruciales el 26 de octubre, y Trump dejó claro, cuando lo recibió en la Casa Blanca el martes, que el apoyo futuro dependía de que los votantes argentinos respaldaran al presidente. Eso no está asegurado.
Además de la débil economía, dos graves escándalos de corrupción han empañado al gobierno de Milei.
El presidente de la motosierra tiene pocos aliados: no solo recortó el gasto, también rompió relaciones con políticos moderados al insultarlos, un error autoinfligido.
A nadie le conviene que Argentina fracase. La Argentina es, con amplia diferencia, el mayor cliente individual del FMI tras varios rescates fallidos. Los tenedores privados de bonos tienen unos U$S 60.000 millones en juego. El pueblo argentino ha sufrido décadas de caos económico. Los opositores peronistas no ofrecen buenas alternativas.
Milei merece reconocimiento por haber recortado con rapidez un Estado sobredimensionado mediante un audaz programa de ajuste del gasto que salvó al país de la hiperinflación. El éxito en Argentina podría romper un ciclo de crisis de décadas y ofrecer una lección oportuna de responsabilidad fiscal. Pero para triunfar, Milei debe permitir que el peso flote libremente y girar hacia políticas que impulsen un crecimiento más rápido y generen consenso.
Si la administración Trump quiere que su mayor aliado sudamericano prospere, debería reducir los aranceles sobre Argentina, promover la inversión en minerales críticos y trabajar con el FMI para atraer a los inversionistas y restaurar la confianza. Milei dice admirar el anarcocapitalismo. En este momento, su país necesita menos anarquía y más capitalismo.
Estados Unidos intervino esta semana en el mercado cambiario para comprar pesos
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