Indignación generalizada en París

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“Sin ninguna duda hemos fracasado”. Con esa frase, el ministro de Justicia Gérald Darmanin, ex titular del ministerio del Interior, admitió el impacto que significó para Francia el robo al Louvre. “Los delincuentes fueron capaces de colocar un montacargas, de subir en minutos y llevarse joyas de valor incalculable, dando una imagen deplorable de Francia”, lamentó con crudeza el funcionario.

La oposición aprovechó el escándalo y se subió a la ola de indignación pública. “El robo en el Louvre es una humillación, una herida al espíritu francés”, expresó Jordan Bardella, líder del partido de extrema derecha Reunión Nacional (RN).

Desde los sindicatos también se alzaron las críticas. Christian Galani, de la CGT-Cultura, denunció que el Louvre “carece de agentes de vigilancia” tras la eliminación de 200 puestos laborales en los últimos 15 años. Además, advirtió que, de los 17 millones de euros de presupuesto asignados al museo este año, apenas 2 millones se destinaron a la seguridad del lugar.

 

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