Reproches, cruces e interna a full en el peronismo bonaerense tras la derrota

Carlos Barolo

Existen una serie de factores que ayudan a explicar la inesperada y sorprendente remontada electoral de La Libertad Avanza que se terminó cristalizando en una victoria, apretada pero victoria al fin, en la Provincia.

Una mayor participación del electorado de casi 8 puntos respecto de los comicios bonaerenses de septiembre, surge como uno de los motivos centrales. Lo que empujó a ese segmento social que se había quedado en su casa hace casi un mes y medio a involucrase el domingo, es motivo de debate. Pero la coincidencia mayoritaria es que el “voto miedo” a que el Gobierno volara por los aires si la administración libertaria volvía a sufrir una derrota categórica, habría sido determinante.

La foto de los 14 puntos de distancia entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza que quedó retratada en septiembre, también pudo haber tenido influencia. “El voto antikirchnerista”, como definen diversos consultores, sintió un motivo valedero para expresarse con la idea de que no se repitiera semejante resultado.

Esa decisión estratégica no parece representar un respaldo sin rodeos al gobierno de Javier Milei. Más bien implica una apelación al voto útil sobre la única propuesta que estaba en condiciones de derrotar al peronismo.

Habría que anotar otro fenómeno que alcanzó un punto extremo el domingo: una polarización que virtualmente barrió con las opciones de centro. La Coalición Cívica que incluía al radicalismo, Potencia y otros armados logaron resultados que no llegaron al punto. También fue bien flaca la performance de Provincias Unidas. Buena parte de sus potenciales electores se refugiaron en La Libertad Avanza.

La interna del PJ y los intendentes

Existen otras explicaciones y debates que potencian una discusión que estaba en marcha: la interna entre Axel Kicillof y el kirchnerismo duro. La derrota peronista abrió paso enseguida a los reproches y las críticas en las que se mezclan el rol que desempeñaron los intendentes del PJ.

En septiembre los jefes comunales mostraron su poder, no en vano son la única estructura política en los barrios populares del gran Buenos Aires. Los punteros son los que pueden conseguir el adelanto de un turno en un hospital del Estado o lograr que alguien tenga un punto de venta callejero. El kirchnerismo está tentado de desafiarlos ya que muchos de ellos abrevan en el esquema de Axel Kicillof al que algunos intendentes ya deslizan la exigencia de que los lidere en la interna para lograr la presidencia del comité provincia del peronismo.

En La Plata el domingo, una hora después que habían cerrado las urnas no se conocían los resultados ni mucho menos, aunque Alak ya decía “estamos parejos”, en esas circunstancias había algún auto con parlantes (lo que en el centro de La Plata no es común) pasando la marcha de los muchachos peronistas. La Cámpora reprocha haber adelantado los comicios pese a los deseos de Cristina Kirchner. En la casa de gobierno dicen “la ola fue brutal en todo el país y si los comicios no se hubieran adelantado hubiéramos perdido muchos legisladores y no menos de 100 concejales”.

“Cristina tiene razón, no importa cuando leas esto”, escribió en sus redes sociales Mayra Mendoza, la intendenta camporista de Quilmes apenas conocidos los sorpresivos resultados. Horas después reforzó la idea al replicar un mensaje del gobernador y senador electo por Santiago del Estero, Gerardo Zamora. En esa provincia, además de los nacionales, se elegían cargos locales. “El 70% con una elección, era posible”, sostuvo. Otro palo contra el desdoblamiento. La separación de los comicios provinciales de los nacionales posibilitó que en septiembre en la sección cuarta, por ejemplo, de las 19 ciudades, en 6 se presentaron uniones vecinales que lograron entre el 9 y el 30 por ciento de los votos que pertenecen a un sector social que muy posiblemente después optó por los libertarios. Si no se hubieran separado los comicios las uniones vecinales no hubieran sido tantas.

Ese debate está alcanzando un alto voltaje. Algunos intendentes salieron a contestar con dureza esos reproches. Desde Ezeiza, Gastón Granados hizo un análisis del resultado delante de su militancia. “También es un mensaje para nuestros dirigentes nacionales. Tienen que entender que los intendentes somos los que tenemos los votos”, afirmó. “Y somos los que representamos a la gente, los que damos los triunfos contundentes”, disparó.

La queja de Granados apunta a otra cuestión central: cómo se armó la lista de diputados nacionales cuya confección estuvo íntegramente a cargo de Cristina Kirchner. La ex presidenta ubicó a muchos dirigentes propios y excluyó a los jefes comunales. Por primera vez desde 1983, por ejemplo, no hubo un representante de La Matanza.

“Los que hablan de que nos borramos, hay que preguntarles qué hicieron ellos. Yo no mezquiné nada en la campaña y otros lo único que hacen es hablar con los medios”, disparó por su parte el ensenadense Mario Secco. Y añadió: “Se quieren limpiar el trastre con nosotros. ¿A dónde estuviste vos mientras recorríamos nuestras calles? No quieren reconocer que a veces las estrategias no dan resultado”, dijo. Palazo para el kirchnerismo que, por lo bajo, señalan que no hubo un compromiso total de varios distritos con la lista de diputados nacionales.

En Quilmes Mayra Mendoza tuvo más votos en septiembre que en octubre y puntualizan entonces “¿Ella también se tiró a menos?”.

Errores no forzados

Lo cierto es que existieron otros errores en el peronismo que terminaron contribuyendo a la derrota. Jorge Taiana, el primer candidato y del que se esperaba más, sostuvo públicamente que en Venezuela hay una democracia con fallas, cuando toda la izquierda de Latinoamérica, salvo las dictaduras, sostienen que la presidencia de Maduro es fruto del fraude.

No se trata de una declaración menor. La situación del país caribeño ha calado profundamente también en la Argentina, especialmente en el área metropolitana de Buenos Aires donde viven una gran cantidad de exiliados venezolanos que se vieron obligados a huir de su país.

Ahora, en este clima de tensión, hay dirigentes del peronismo que piden que algunos caminos empiecen a bifurcarse. Kicillof ha salido golpeado el domingo y los pases de factura del kirchnerismo ya comenzaron. Varios de los intendentes peronistas que se abrazaron al proyecto político del mandatario que se tradujo en la conformación del Movimiento Derecho al Futuro, reclaman que Kicillof asuma un claro liderazgo, que se ponga al frente de un sector propio y que genere señales concretas de independencia de la ex presidenta.

Se vienen el desenlace de dos asuntos cruciales. Kicillof debe resolver si mantiene en su gabinete a los ministros que responden a La Cámpora. También, si pondrá a alguno de los suyos a pelear por la presidencia del PJ bonaerense, en manos de Máximo Kirchner, que se debe renovar antes de fin de año. Será un termómetro de hasta dónde quiere llegar al mandatario y si prefiere, en ese caso, mantener una convivencia forzada por Cristina Kirchner.

Bajo la sombra de la derrota también hay que ubicar a Sergio Massa. El ex candidato presidencial tampoco zafó del derrape general. En la Primera sección electoral, donde el tigrense tiene fuerte influencia, el peronismo perdió con La Libertad Avanza. En septiembre, en cambio, había ganado por casi 300 mil votos.

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