De quinteros a verduleros: bolivianos al mando del rubro que explotó en La Plata

Las verdulerías se multiplicaron en los últimos años y según estimaciones del sector, en su mayoría, pertencen a inmigrantes con paso por los campos del cordón verde. Una opción accesible para invertir y subsistir

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En los últimos años, las verdulerías en la Ciudad se multiplicaron. Según el registro del Municipio, actualmente funcionan unas 700. Es posible encontrarse hasta con dos por cuadra y en la mayoría comerciantes de la comunidad boliviana, que ven en este tipo de negocio una alternativa accesible y rentable para subsistir; sin sobresaltos en algunos casos.

En el año 2016 había unas 270 verdulerías habilitadas, según datos oficiales, y en menos de una década la cifra trepó a 700. En ese período, la cantidad de locales dedicados a la venta de frutas y verduras casi se triplicó, reflejando un crecimiento de este tipo de comercios.

Si bien no hay datos estadísticos oficiales que lo muestren, diversas fuentes del negocio de la fruta y la verdura en la Región no dudan en destacar el rol preponderante de la comunidad boliviana en este rubro de la venta minorista.

En la colectividad sostienen que se trata de un renglón que conocen bien, porque provienen de familias dedicadas al trabajo agrícola y es la opción más accesible para invertir y sostenerse económicamente. Un monto estimado del orden de los 5 millones de pesos permite pensar en buscar un local y empezar con algo de mercadería, apuntó un referente local de este tipo de comercios.

Salvador Vides es productor hortícola, oriundo de Bolivia. Hace unos de 20 años se asentó en el cinturón productivo local. Señaló que la proliferación de las verdulerías se produjo tras la finalización de la pandemia. “Aparecieron, una prácticamente una al lado de la otra”, describió.

Entre los factores que incidieron, consideró que podría deberse a que requiere menos inversión que otra clase de negocios. “Con muy poco se puede iniciar algo, y si al cliente se le ofrecen productos de calidad, a buen precio y se brinda buena atención, mucha gente logra prosperar”, señaló.

Asimismo, el productor resaltó el fuerte vínculo que la colectividad boliviana mantiene con la tierra: “La gran mayoría de los que migramos somos campesinos. Estuvimos ligados a la tierra siempre. Los que mayormente están en la verdulería son gente que vino de la zona de Cochabamba”.

De acuerdo a la observación que se realiza en el sector, un gran porcentaje de horticultores que producen también suelen sumar a su estructura comercial la venta de manera minorista.

“Es muy raro que un productor tenga verdulería al mismo tiempo. Puede haber algunos casos puntuales, pero no llegan a producir todo lo que necesitan en la verdulería y también recurren al mercado”, explicó Vides.

Consideró que aquellos que se inclinaron por la apertura de una verdulería es porque encontraron una veta de la actividad. “Son gente que no sólo madruga para ir al mercado, sino que mientras unos realizan la compra, otros están en el local limpiando y preparando la mercadería. Es un trabajo sacrificado, tiene una carga horaria sumamente importante”, comentó.

Verónica proviene de una familia boliviana dedicada históricamente al trabajo agrícola. Cuando era chica se mudaron a Mendoza, para trabajar en la producción de papa, cebolla y otros cultivos. Hace 20 años se establecieron en La Plata, donde pudieron tener su quinta propia, la cual tuvieron que dejar luego de que un temporal la destrozara.

“Perdí la inversión de todos los años que trabajé y en ese momento lo más accesible abrir una verdulería”, contó mientras atendía a los clientes en el local que alquilan en 5 y 44.

Los cambios en el rubro

Para Alberto Pate, vicepresidente de la Asociación de Productores Hortícolas Hortícolas de La Plata “en las quintas, en el transporte, en el mercado y en las verdulerías, casi todo quedó en manos de la comunidad boliviana”.

Luego, analizó que “si cumplen con las condiciones que impone la Provincia y la Comuna, trabajan de forma legal, está perfecto. Es que lo que siempre se debate en el rubro es cómo hacen para sostener tantas verdulerías, cuando un comercio con más de 50 años en el oficio no consigue dar continuidad a la actividad”, indicó al comentar que algunos productores, también añadieron la venta minorista, para agrandar su negocio.

A la vez, planteó la necesidad de que las frutas y verduras pasen por los mercados. “De este modo, también se asegura que el producto que estamos consumiendo está en condiciones. El que va de la quinta a la mesa, no lo sabemos”, señaló.

Por su parte, Héctor Pestrin, productor y comercializador con presencia en el Mercado Regional, comentó que “muchos de los quinteros dejaron de producir y han puesto una verdulería, porque es más negocio que trabajar la tierra”.

Para el puestero, esta situación generó que “el sistema de inversión de producción se achicara y se volcara a otras actividades, como la venta minorista. Algunos, incluso, se volvieron a Bolivia”.

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