Murió Miguel Angel Russo, el fútbol argentino de luto
| 8 de Octubre de 2025 | 19:19

La pelota está de luto. Miguel Ángel Russo falleció a los 69 años, luego de batallar contra una dura enfermedad desde hace un largo tiempo. De última etapa en Boca, el entrenador pasó los últimos días acompañado por el amor de sus seres queridos y también por todo el ambiente del fútbol.
Asociado sentimentalmente con Estudiantes, donde estuvo toda su carrera como jugador y también tuvo dos pasos como técnico, Miguel dejó un enorme legado tanto en el Pincha como en el fútbol argentino y sudamericano, con grandes pasos en Vélez, Lanús y Millonarios de Colombia, entre otros.
Nacido en Lanús el 9 de abril de 1956, Russo debutó en la Primera de Estudiantes en 1975 y, desde entonces, no se movió más del club. Fue un mediocampista central recio, de gran inteligencia táctica, despliegue y orden, características que lo convirtieron en uno de los hombres de confianza de Carlos Salvador Bilardo, técnico del equipo campeón del Metropolitano 1982. Aquel título, recordado por su solidez y disciplina, marcó a fuego su carrera. Un año después, bajo la conducción de Eduardo Luján Manera, levantó también el Nacional 1983, consolidando un ciclo exitoso en la historia moderna del club.
Con la camiseta pincha disputó 418 partidos oficiales y convirtió 11 goles, hasta su retiro en 1988. Lo suyo no tuvo grises: Russo fue jugador de un solo club, algo cada vez menos frecuente en el fútbol argentino. El paso del tiempo lo llevó del césped al banco de suplentes, donde también dejó su huella. Su primera etapa como entrenador de Estudiantes llegó en 1994, en medio de una situación complicada con la permanencia en juego. Más tarde regresó en 2011 para reemplazar a Eduardo Berizzo, pero el ciclo fue corto. Si bien los resultados no siempre acompañaron, Russo mantuvo su sello: equipos ordenados, solidarios y con fuerte compromiso colectivo, el mismo espíritu que él absorbió como futbolista bajo la conducción de Bilardo.
La figura de Russo trasciende los números. En Estudiantes será respetado para siempre por su coherencia, por su humildad y por ese sentido de pertenencia que lo transformó en un hijo del club. El hincha lo reconocerá como parte de la mística pincharrata, esa que se construye a base de trabajo, lealtad y disciplina.
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