No es liberal ni estatista, es simplemente suicida
Edición Impresa | 12 de Noviembre de 2025 | 00:56
El Estado argentino fomenta a la industria textil china a través de la exención impositiva que gozan sus ventas a través de envíos postales. De esa manera eluden el pago de impuestos provinciales, nacionales y de las tasas municipales. Es una de las formas por las que el país provee materias primas para que sean industrializadas en otras naciones como ocurre con la lana, por ejemplo, de la que el principal exportador es una compañía italiana que adquirió grandes extensiones de tierra para criar ovejas y envía a su casa central en Europa la producción, sin incorporar mano de obra argentina.
No existen sobre el número de prendas que llegan de ese mencionado país asiático y son adquiridos por los consumidores locales, pero es evidente que han alcanzado cierta magnitud, en desmedro de todos los involucrados en la producción y venta de esos productos en Argentina.
El textil es un sector castigado desde hace años por el contrabando, las falsificaciones y hasta muchas veces víctima de la piratería cuando se las transporta en camiones por las rutas argentinas. Y su destino se conoce en gran parte de los casos: se ofrecen libremente y a la vista de todos en las llamadas ferias populares como la montada en la Salada o, bien en La Plata en las conocidas como ferias paraguayas. Sin mencionar los denominados vendedores ambulantes que, si bien en nuestra ciudad ya no desarrollan sus actividades en las veredas de las calles céntricas, sí lo hacen en muchas otras urbes.
En un mercado reducido por la crisis económica y todos esos factores, sin duda agravan la situación.
Desaparecen miles de puestos de trabajo e imposibilitan que la industria textil se desarrolle en plenitud y por lo tanto, al utilizar además un reducido porcentaje de su capacidad instalada, se elevan sus costos, ya de por sí muy elevados, que motivan aún más la reducción de sus ventas. Esa es la razón por las que lentamente han ido desapareciendo las grandes fábricas textiles y son reemplazadas por pequeños talleres en los cuales los obreros trabajan desamparados sin ninguna protección legal y por lo tanto sin derechos. Y por supuesto que sus propietarios eluden todas las cargas impositivas. Esas circunstancias inducen a quienes intentan cumplir con la ley a que desistan para poder subsistir frente a la competencia de todos los que actúan al margen de la ley.
Se ven obligados a vender en “negro” y no ha habido una explicación del gobierno de las razones por las que evita actuar para perseguir al gran número de delincuentes que desarrollan de esa manera sus actividades, y además posibilita el ingreso al país de artículos producidos en China, que como se ha dicho, en la práctica están exentos de impuestos.
Esas situaciones que reducen los ingresos del Estado y contribuyen a la quiebra del sistema de previsión social, gozan de la mayor impunidad y engrosan el gran mercado negro de la Argentina, que es uno de los motivos del déficit del Estado.
Si hubiera que dar una definición, puede afirmarse que se trata de una política que no es liberal ni estatista, es simplemente suicida.
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