Dos barrios de La Plata en llamas por culpa del delito motorizado
Edición Impresa | 12 de Noviembre de 2025 | 01:24
Los vecinos de Barrio Hipódromo y Barrio Norte atraviesan días de angustia y desesperación por una serie de hechos delictivos que vienen ocurriendo desde hace varias semanas y que mantienen a sus habitantes en vilo y en un constante estado de alerta.
Desde hace meses, los frentistas vienen alzando la voz y tomando medidas para intentar reducir el daño. Alarmas comunitarias, grupos de WhatsApp, cámaras en las esquinas y reuniones con autoridades que prometen refuerzos que nunca alcanzan, forman parte de un difícil escenario en el que, al menos en el corto plazo, no se vislumbra una solución.
La sensación que domina es la de un esfuerzo inútil, una carrera desigual contra la impunidad. “Vivimos mirando por la ventana, esperando no ser los próximos”, dicen algunos con la resignación de quien ya perdió la confianza en todo.
En base al registro que lleva un grupo de vecinos de Barrio Norte, el primer golpe a la tranquilidad del barrio se dio el 14 de octubre, cuando un motochorro armado irrumpió en la pizzería Muzzarrellia, en 38 entre 2 y 3. Fue un asalto rápido y violento: se llevó la recaudación y las pertenencias de empleados y clientes.
Apenas un día después, en esa misma cuadra, un contenedor de residuos apareció envuelto en llamas. Los vecinos, desconcertados, lo interpretaron como una advertencia.
Luego, pasaron varios días de calma y justo cuando los vecinos comenzaban a tomar confianza durante la madrugada del sábado 8 de noviembre reapareció un viejo demonio: el delito motorizado.
Dos motochorros atacaron a una joven en la misma cuadra de 38 entre 2 y 3. La tiraron al piso de una patada, la arrastraron y le robaron el celular. La chica quedó en el suelo, llorando y aturdida, mientras los vecinos miraban desde las ventanas sin saber si salir o encerrarse.
Ese mismo día, pero a la tarde, los mismos sospechosos -según coinciden varios testigos- golpearon a una moza de la cafetería Blu, en 6 y 37. Le robaron la recaudación del día y escaparon en una moto robada. La víctima tuvo que ser asistida por el personal del local y luego trasladada por el shock. Las imágenes de la cámara de seguridad circularon entre los comerciantes, que empezaron a hablar de “una banda que marca y repite”.
Finalmente, ayer a las siete de la mañana, en la esquina de 1 y 37, dos motochorros sorprendieron a un hombre que caminaba rumbo al trabajo.
Como sucede en la mayoría de estos episodios, lo amenazaron y le arrebataron lo que llevaba: un maletín. Fue un robo limpio, rápido, casi quirúrgico. Los testigos ya ni se sorprenden: saben que, por ahora, denunciar parece un acto testimonial.
Y apenas una hora después, otro hecho volvió a sacudir la zona. Esta vez fue en 117 entre 32 y 33, en el Barrio Hipódromo. Una mujer de 42 años circulaba en moto cuando dos hombres, también a bordo de una motocicleta, la encerraron en plena calle. Uno de ellos bajó y le exigió que se detuviera. Al intentar escapar, el conductor la embistió contra un auto estacionado y el acompañante la golpeó con violencia.
Entre los golpes, la víctima alcanzó a gritar, pero nadie escuchó. Le arrebataron la mochila y huyeron con todo lo que llevaba: su celular, dinero, documentos, medicación, llaves, ropa y hasta los lentes de sol. Dijo luego que sólo sintió miedo y confusión, que ni siquiera pudo ver hacia qué dirección escaparon. El silencio posterior fue más fuerte que los gritos.
Los investigadores sostienen que los atacantes serían los mismos que vienen actuando en la zona desde mediados de octubre. Dos jóvenes que se mueven con precisión, conocen los movimientos del barrio y desaparecen antes de que llegue la Policía.
Si se lo observa de forma singular, el caso de 117 entre 32 y 33 se trata de un hecho más de los que ocurren a diario en la geografía platense. Pero si se lo mira en perspectiva, este cobarde acto vienen a confirmar la escalada de violencia y desprotección que viven los vecinos.
Ya no se trata de hechos aislados sino de una secuencia que se repite con la exactitud de un patrón. El hilo común es la moto, la violencia y la falta de patrullaje en las calles.
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