Ocurrencias: luna de miel con tobilleras

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

La justicia es lenta y la pos justicia es trabajosa. Aún con la condena firme, los presos cinco estrellas pelean por acomodarse a un all inclusive que les dé comodidades y un buen pasar. La edad, los atenuantes, los riesgos, las visitas, los calabozos, hasta la discusión por un mínimo detalle forma parte de una instancia postrera que al menos le ofrece a los abogados tareas extras para seguir facturando. Tobilleras, balcones, festejos, domiciliarias, todo está en juego sin un protocolo incuestionable que lo oriente. Por eso hay que reconocerle el enamoradizo José Alperovich, tucumano poderoso y abusador, que lo de su amor tardío amasado en época de prisionero le deparó nuevos fueros para seguir disfrutando. Ahora, mientras purga una pena de 16 años por haber violado a una parienta, se prepara para casarse con Marianela Mirra, una dama que nació en los medios como participante de Gran Hermano y que ahora vuelve a terrenos de la farándula política en los brazos de un exsenador y exgobernador que se ha sumado al comercio del escándalo por abusar reiteradas veces de una sobrina que le dio el Sí como secretaria pero le dio el No como amante. Novio entre rejas, enfrentado con parte de su familia por este casorio fuera de programa, el canalla de José, que militó como tío aprovechador, asumirá otra vez como marido del brazo de una muchacha que desde la casona transitoria de Gran Hermano se mudó a un piso para siempre en Puerto Madero.

Marianela Mirra y José Alperovich se casarán el 27 de noviembre. Ya cuentan, por supuesto, con la autorización formal del Registro Civil. La pareja planea una ceremonia reducida, de unas 30 personas, con un servicio gastronómico que llama la atención por su valor y nivel de exclusividad. El catering estaría a cargo de un prestigioso hotel porteño y tendría un costo aproximado de más de 200 mil pesos por invitado. El menú incluiría soberbia entrada, plato principal y postre, acompañados por vinos seleccionados. El casamiento se realizará en Zencity, el complejo de lujo ubicado en Puerto Madero donde Alperovich cumple prisión domiciliaria desde su condena en 2024. El edificio cuenta con amenities y salones que permiten realizar eventos sin que el exsenador salga del lugar. Ofrece tan altas prestaciones el lugar y son tan sofisticados los avances de la tecnología simuladora, que seguro que le arman una playa ficticia para que la luna de miel los disfrace de novios felices, con anillos flamantes, tobilleras lustradas y contenciosos pendientes.

Don José, según la novia, ha revivido al lado de este nuevo amor que lo convirtió en un presidiario romántico. Tiene todo lo imaginable, pero a este arrorró casamentero le falta “la puerta abierta para ir a jugar”. La pareja ya anticipó que buscará un hijo. Alperovich, un ex hombre fuerte que entre repetidos sollozos negó en el juicio haber hecho lo que hizo, es uno de esos veteranos disponibles, bien llevados y pudientes que pueden encontrar una novia fresca y entusiasmada en tiempo de descuento. Para ellas, a esta altura, la maternidad es un plan más que un deseo. Alperovich prometió que después del brindis seguirán insistiendo tras ese hijo del cautiverio que le dará la chance de reestrenar una paternidad semi olvidada. En una época donde los casorios escasean y las vasectomías han crecido en forma inimaginable, el ex gobernador aspira a formar nueva familia. Los políticos aman las reelecciones, cualquiera sea lo que esté en juego. Y Alperovich muere por llegar a ser candidato de algo. Aunque la idea del hogar tradicional está en crisis, sabe que la vida da volantazos y que al final uno no elige lo que acaba siendo. Junto a Beatriz Rojkes, su esposa, habían armado un matrimonio que era una alianza práctica que garantizaba la estabilidad económica, la cohesión social y le sumaba proyecciones políticas a ese hogar donde no faltaba nada. Pero los que lo conocen, saben de sus inclinaciones indomables por militantes presentables y ajenas. Saberse violador, debe hacer doler por todos lados. Según la denuncia, el tío atorrante la forzó siempre. Y semejante antecedente será una carga extra a la hora de gestionar una convivencia junto a una mujer a la que le dobla en edad. Como escribió Gómez de la Serna: “El que casa con mujer joven, siendo provecto y vetusto, sabe que casa fúnebremente con su viuda”.

 

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