Los aranceles globales de Trump golpearon al comercio estadounidense

Las nuevas tarifas aplicadas a productos importados de unos 90 países impactó con fuerza en las empresas

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Los nuevos aranceles generalizados impulsados por el presidente Donald Trump comenzaron a mostrar sus efectos inmediatos en agosto, cuando el comercio estadounidense sufrió una brusca contracción.

Según datos del Departamento de Comercio, las importaciones de bienes y servicios cayeron un 5,1 %, hasta 340.400 millones de dólares, apenas semanas después de que entraran en vigor los impuestos aplicados a exportaciones de cerca de 90 países.

Aunque los datos recogen menos de un mes del nuevo régimen arancelario, evidencian el impacto que la política comercial ha provocado en las empresas internacionales.

La entrada en vigor de los gravámenes llevó a las compañías estadounidenses a recortar drásticamente la compra de maquinaria extranjera, suministros industriales, ingredientes farmacéuticos y equipos de telecomunicaciones. Durante meses, muchas habían acumulado inventarios para adelantarse al aumento de impuestos.

Aproximadamente la mitad de la caída en las importaciones se atribuyó a un descenso en la adquisición de oro, un activo de refugio al que los inversionistas se habían volcado el mes anterior.

Las exportaciones estadounidenses también se resintieron, con una baja de 500 millones de dólares hasta situarse en 179.000 millones. La disminución de la demanda global de bienes de consumo, automóviles y piezas, así como de oro estadounidense, arrastró los números, aunque parte del retroceso fue compensado por un incremento en las exportaciones de servicios, especialmente en el sector de los viajes.

Como consecuencia, el déficit comercial de bienes y servicios cayó casi un 24 %, hasta 59.600 millones de dólares, reflejando la fuerte contracción del comercio exterior. La volatilidad ha marcado el año para las empresas, que han debido adaptarse a un escenario incierto mientras Trump impulsaba un sistema arancelario sin precedentes desde 1934.

Los aranceles, anunciados inicialmente en abril y calificados por Trump como una “liberación” frente a un sistema supuestamente perjudicial, fueron suspendidos temporalmente mientras se buscaban acuerdos, pero volvieron a aplicarse el 7 de agosto con tasas significativas: 15 % para productos de Bolivia, Ecuador y Nigeria; 20 % para los de Taiwán; y 50 % para los provenientes de Brasil.

Estas medidas elevaron la tasa arancelaria efectiva por encima del 18 %, el nivel más alto en casi un siglo. El repunte previo de las importaciones, impulsado por empresas que buscaban evitar los aranceles, explica parte del aparente descenso del déficit.

Sin embargo, a medida que se agotan los inventarios acumulados, más compañías han empezado a trasladar los costos a los consumidores, alimentando la preocupación por el alza de precios. Este contexto ha tenido repercusiones políticas: las recientes victorias demócratas se atribuyen en parte al malestar por el costo de vida.

Aunque el gobierno ha introducido nuevas exenciones arancelarias para contener los precios, el futuro del régimen comercial sigue en suspenso. La Corte Suprema evalúa la legalidad de algunas medidas y podría revertirlas. Aun así, la administración Trump conserva herramientas para sostener su estrategia y, según analistas, es probable que anuncie nuevas acciones en los próximos meses.

 

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