Boom de camionetas: alertan por su impacto en las ciudades

De la mano de ventajas impositivas, los SUV ganan terreno a gran velocidad generando problemas urbanos

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El mercado automotor argentino atraviesa un cambio profundo: el reinado de los autos pequeños y sedanes cede paso a los vehículos tipo SUV, que combinan el porte de una camioneta con prestaciones más cercanas a un auto familiar. Si bien la tendencia es global, en la Argentina se acelera desde 2023 y en 2025 ya muestra cifras récord. El fenómeno también se ve en las calles de la Región.

A nivel nacional, las ventas de SUV pasaron de representar alrededor del 20 % en 2023 a un 25 % en 2024, para saltar a cerca del 37 % en el primer semestre de 2025, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA). Modelos como el Toyota Corolla Cross, Volkswagen Taos, Chevrolet Tracker, Peugeot 2008 o VW T-Cross encabezan el ranking de ventas, con crecimientos anuales que en algunos casos superan el 70 %.

A pesar del mayor confort que ofrecen para los automovilistas individuales, el fuerte crecimiento de autos de cada vez mayor tamaño y altura presenta importantes desafíos que permiten preguntarse cuán deseable para el conjunto de la sociedad es que las ciudades se llenen de ellos”

Galileo Vidoni Investigador del Centro de Estudios Metropolitanos

La tendencia se acentúa en muchas de las principales ciudades del país. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, los SUV llegaron a representar durante el primer trimestre de este año el 53 % de los patentamientos, frente al 33 % de 2023. Esto significa que, en apenas dos años, más de la mitad de los vehículos nuevos que circulan por sus calles porteñas pertenecen a este segmento.

Lejos de una mera curiosidad, este cambio de perfil vehicular viene de la mano de consecuencias concretas. Y es que -como advierte un informe del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM)-los SUV ocupan entre un 20 % y 30 % más espacio que un auto chico, lo que reduce la capacidad de estacionamiento y dificulta la circulación en calles ya saturadas.

RIESGO VIAL

Además, su altura incrementa el riego vial, señala el informe, según el cual un aumento de 10 centímetros en la carrocería eleva en un 27 % la probabilidad de muerte en siniestros que involucren peatones o ciclistas, y los chasis más elevados aumentan un 45 % el riesgo de accidentes peatonales.

El impacto ambiental tampoco es menor. Los SUV emiten, en promedio, un 20 % más de dióxido de carbono (CO₂) que los autos livianos. “Si todas las SUV que circulan hoy en el mundo fueran consideradas un país, ese país estaría entre los diez más contaminantes del planeta”, señaló Galileo Vidoni, investigador del Centro de Estudios Metropolitanos.

Al explicar el crecimiento del segmento, los especialistas señalan una conjunción de factores. A nivel internacional, la industria automotriz viene impulsando en los últimos años vehículos con mayor espacio interior, mayor capacidad de carga y una sensación de seguridad superior gracias a su altura y robustez.

Las camionetas emiten un 20 % más de dióxido de carbono (CO) que los autos livianos

A ello se le suma en Argentina la incorporación de medidas impositivas que redujeron su precio y una tradición arraigada de uso de vehículos grandes, especialmente pick-ups. La eliminación o disminución de impuestos que antes encarecían los SUV inclinó aún más la balanza, acercando su costo al de modelos medianos en el país.

COSTOS DIFERENCIADOS

Lo cierto es que, como se ha visto en otros países donde la tendencia llegó con anterioridad, la sustitución de sedanes por SUV acarrea problemas urbanos. Su mayor tamaño afecta la eficiencia de la infraestructura vial, incrementa la congestión y multiplica las emisiones en entornos donde la calidad del aire ya es un problema.

Pese a ello, “no hay en el Congreso nacional ni en la Legislatura porteña proyectos para regular el tamaño de los autos, aun cuando vemos cómo se agrandan año tras año”, señala Vidoni.

A su entender, para mitigar ese impacto negativo se necesitan políticas activas: mejorar el transporte público para reducir la dependencia del automóvil, implementar impuestos según el peso del vehículo (como en Noruega o la ciudad estadounidense de Washington) y aplicar tarifas de estacionamiento diferenciadas, como hace París, donde los rodados de más de 1.600 kilos pagan tres veces más.

 

 

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