Cifras de víctimas del tránsito en la Región que asustan
Edición Impresa | 26 de Noviembre de 2025 | 01:10
No corre aún el pleno verano, que es la época de mayor conflictividad vial; no terminó 2025 y la suma de víctimas fatales en calles de la Región ya superó a la cantidad registrada el año pasado. Y además, se está a poco de superar la siniestralidad récord en el tránsito, que alcanzó en 2023. Así también, este noviembre presentó cifras inéditas. En las últimas 24 horas s hubo tres muertos por choques.
El informe publicado ayer en este diario dejó evidencias de que se reitera un drama cotidiano en rutas y caminos de acceso, en las calles de La Plata, Berisso y Ensenada y en localidades de la periferia, con 71 fallecidos desde el 1º de enero pasado. Las estadísticas provisorias ya superan en forma holgada a lo ocurrido a esta altura el año anterior, en donde se contabilizaron 64 víctimas fatales.
Además, uno de los datos que resultan alarmantes alude al uso de motocicletas. En este año, ocurre que el 62 por ciento de las muertes en distintos incidentes viales correspondieron a un conductor o acompañante que viajaban en motos.
El informe publicado en la víspera en este diario detalla que las tragedias callejeras se vienen multiplicando en la última década, impulsadas, entre otros motivos, por el crecimiento del parque de motos, el uso extendido del vehículo para reparto y la alta exposición a siniestros en calles donde la convivencia con autos, colectivos y camiones es cada vez más tensa.
En especial –y es penoso decirlo- por la temeridad con que se mueven muchos motociclistas en un tránsito cada vez más conflictivo.
Las autoridades de las áreas viales en la Región y especialistas coinciden en marcar una serie de factores que se combinan para explicar el fenómeno. Entre ellos, destacan el exceso de velocidad, la falta de controles sostenidos, y el deterioro de la infraestructura vial en distintos puntos del casco urbano y la periferia.
La experiencia enseña que frente a cualquier tipo de situación caótica, corresponde iniciar por algún punto –y no por todos a la vez- las modificaciones que ponen en marcha un rumbo hacia el orden.
Si resulta llamativo y, por cierto, doloroso el elevado porcentaje que llega al total de 62 por ciento de conductores o pasajeros de motos fallecidos en incidentes viales, las acciones correctivas debieran comenzar en forma enérgica sobre este universo.
Motociclistas que cruzan semáforos en rojo, sin ningún tipo de miramientos; que no usan casco; que recorren las avenidas en vaivenes riesgosos entre carriles, sorteando a centímetros automóviles, camiones o micros; que no llevan patentes identificatorias ni usan de noche chalecos reflectantes o que circulan a velocidades muy altas, no cuesta mucho concluir que los controles debieran poner un foco prioritario en esa anarquía.
Está claro que las autoridades responsables debieran fiscalizar a fondo la tenencia y el manejo de motocicletas en la Región. Mientras se acrecienta cada vez más el parque de estos vehículos, también se incrementa el libre albedrío con que se manejan.
Los datos estadísticos obligan a que se impulsen políticas muy enérgicas para impedir que tantas vidas se pongan en riesgo. Si no hubiera una reacción, la muerte por incidentes viales seguirá batiendo récords en la Región.
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