Aumenta el cuatrerismo en el Delta del Paraná y productores buscan soluciones organizados

Vecinos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro y Villa Constitución denuncian robos masivos de ganado. Crece la preocupación por la seguridad en una vasta zona de jurisdicción limitada.

Productores ganaderos del Delta del Paraná enfrentan un aumento alarmante del cuatrerismo en los últimos años, especialmente durante octubre, cuando se robaron y faenaron decenas de animales. Ante la falta de control policial, los vecinos se organizaron en un grupo autoconvocado denominado «Delta del Paraná» para gestionar soluciones ante las fuerzas de seguridad y la Justicia.

Fernando Coronel, ganadero de Las Lechiguanas entrerrianas, detalla que “desde que soy chico y tengo uso de razón, siempre supimos que cada tanto nos podían carnear un animal. Pero en los últimos cuatro años el abigeato se fue intensificando de manera muy fuerte, al punto de que, en los últimos días de octubre, se robaron y faenaron unos 20 animales de cada productor”.

El problema se agrava por la extensión de aproximadamente 150 kilómetros, bajo jurisdicción de la Comisaría Tercera de la sección Islas, que carecía de recursos, lanchas y personal capacitado. “Los malvivientes conocían de esa situación, y entonces la zona era tierra de nadie”, señala Coronel, que vive en las islas y realiza recorridos diarios para controlar su ganado.

Los productores lograron que Policía Rural de Entre Ríos incorporara una lancha nueva a la Comisaría Tercera, lo que permitió iniciar patrullajes. Sin embargo, apenas dos días después, se enfrentaron con dos embarcaciones en un intenso tiroteo que dejó a la lancha policial con 12 perforaciones. Por orden de un fiscal, se realizaron allanamientos con Prefectura Naval y se detuvo a varias personas.

El cuatrerismo se evidencia como parte de una organización estructurada: “Si uno ve la forma en la que estos delincuentes depostan el animal, está claro que saben lo que hacen. Son muy prolijos. Solo dejan las manos y la cabeza en el campo. Si el animal es grande, bueno, también pueden dejar el espinazo”, asegura Coronel. “No es gente que haga esto porque tenga hambre. Seguramente hay carniceros detrás de este negocio”, agrega.

Las pérdidas económicas son significativas, con cada bovino en pie valuado en más de un millón de pesos, lo que representa un impacto creciente en una actividad que ya funciona al límite de su rentabilidad. “Es imposible sostener este ritmo. Nadie puede trabajar así”, concluye Coronel.

 

Delta del Paraná

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