Julián Weich confesó que pensó en suicidarse y reveló la experiencia espiritual que sanó su vida

El mundo espiritual es una llave que ayuda a muchas personas a sanar sus vidas: Así, como a muchos, le pasó a Julián Weich, que atravesó una experiencia " reveladora" por la que pudo terminar con años de angustia, en los que tenía pensamientos de muerte "todo el tiempo".

Allí, uno de los conductores más conocidos de la tele se animó a contar algo que tal vez sea difícil de aceptar, pero que fue absolutamente real. En otras oportunidades, al hablar de su infancia, Weich había contado que en esa época tenía una sensibilidad especial, que le provocaba gran angustia y lo marcó al punto de que, aún en la adultez debió luchar permanentemente contra la depresión.

En esa lucha, fue a una sesión donde una guía espiritual realiza lo que se llama la Lectura de Registros Akáshicos. Se trata de una especie de archivo universal que almacena las experiencias de cada alma a lo largo de sus sucesivas encarnaciones. La información que se revela en estas sesiones puede ayudar a la sanación y a la evolución personal.

"Me hago registros akáshicos”, comenzó relatando Weich, con una sonrisa. “Y me pregunta la señora que me los hacía: ‘¿Usted piensa mucho en suicidarse?’. Le digo: ‘Todo el tiempo’”.

Su guía respondió algo que le cambió la vida. “Me dice: ‘No lo haga, porque ya lo hizo en todas sus vidas anteriores y no le sirvió. Hizo sufrir a mucha gente con todos sus suicidios’. Y para mí fue mágico eso, porque nunca más se me ocurrió”.

La experiencia transformadora que fue en su vida le da palabras a su testimonio.  “Mi grado de angustia era tan grande... Desde chico veía lo que no se veía, sentía lo que nadie me decía, y tenía una percepción enorme. Era muy angustiante. Tuve muchos bajones y la idea de morirme estaba dando vueltas, aunque nunca hice nada”.

Para Julián lo que se le reveló en esa experiencia espiritual fue algo que él comprendió al instante. “Cuando resolví, a través de los registros akáshicos, que no era algo mío sino que lo vengo arrastrando de vidas anteriores, dejó de ser un problema. Dije: ‘Ah, esto es algo hereditario’. Como si alguien te dijera: heredaste un tanque de guerra. ¿Y para qué lo quiero si no me interesa usarlo? Lo dejo ahí y que se arreglen.  Fue entender algo que me acompañó toda la vida y que hoy ya no me pesa”, finalizó Julián. 

 

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