Jóvenes con corazones viejos: el lado oscuro del uso de esteroides
Edición Impresa | 8 de Noviembre de 2025 | 02:13
Tienen a sus 20 veinte años un cuerpo de gladiador, pero con un corazón que late como el de alguien de 60. Tal es la paradoja que cada vez más cardiólogos vienen observando en sus consultorios. El uso recreativo de esteroides anabólicos androgénicos, una práctica extendida entre jóvenes que buscan resultados inmediatos en el gimnasio, está generando daños cardíacos serios y muchas veces irreversibles, aseguran.
“Estamos viendo en la consulta pacientes cada vez más jóvenes con problemas cardíacos que antes eran típicos de personas de edad avanzada. Cuando investigamos sus hábitos, encontramos con frecuencia el uso no supervisado de esteroides”, advierte el doctor Ezequiel Nudelman, coordinador del área de Cardiología de la Clínica Santa Isabel.
Los esteroides, hormonas sintéticas que imitan a la testosterona, actúan como una “tormenta perfecta” sobre el sistema cardiovascular. “El gran problema es que, mientras uno ve músculos más grandes, el corazón se va deteriorando sin que la persona lo perciba. Un corazón rígido, hipertrofiado y con arterias enfermas no siempre logra recuperarse, incluso después de abandonar la sustancia, y ni hablar de la posibilidad de sufrir una arritmia o alteración en el ritmo cardiaco”, explica el especialista.
ESTÉTICA A CUALQUIER COSTO
Alimentada por las redes sociales, la obsesión por un cuerpo definido y estándares de belleza cada vez más exigentes impulsa a muchos jóvenes a buscar atajos. Pero esos atajos tienen un precio alto.
“El problema ocurre cuando se busca estética a cualquier costo”, cuenta el doctor Pablo Pelegri, jefe del Servicio de Medicina del Deporte en Clínica del Sol y el Centro Médico Santa Rita, quien señala que la frustración por no ver resultados inmediatos suele derivar en decisiones riesgosas.
“La presión social en redes puede llevar a tomar decisiones extremas. Un plan de entrenamiento bien estructurado, junto a una nutrición informada y el descanso, es el único camino sostenible para alcanzar el objetivo deseado, de modo saludable”, sostiene Pelegri.
Con el uso de esteroides los músculos crecen, el espejo devuelve la imagen deseada, pero el corazón se endurece, pierde elasticidad y sufre daños muchas veces invisibles hasta que es tarde. Infartos, arritmias y fallas cardíacas ya no son patrimonio exclusivo de adultos mayores: hoy aparecen en jóvenes que abusaron de los anabólicos.
Nudelman lo resume de manera contundente: “Lo que se gana rápido con anabólicos se puede perder de golpe con un infarto”.
“Mientras uno ve músculos más grandes, el corazón se va deteriorando sin que la persona lo perciba. Y un corazón rígido, hipertrofiado y con arterias enfermas no siempre logra recuperarse, incluso después de abandonar la sustancia”
Ezequiel Nudelman Médico cardiólogo
El gimnasio puede ser un espacio de salud, superación y bienestar. Pero cuando el entrenamiento se contamina con sustancias que prometen atajos, la ecuación cambia. La hipertrofia ventricular, el engrosamiento de las arterias y el deterioro progresivo del corazón son daños que muchas veces no se perciben hasta que ocurre un evento grave.
“El uso recreativo de anabólicos no es solo un error, es una bomba de tiempo para el corazón. El espejo puede mostrar músculos más grandes, pero lo que realmente importa es tener un corazón fuerte y sano”, concluye Nudelman.
SUPLEMENTOS “INOFENSIVOS”
Los especialistas también alertan sobre otro fenómeno: la confianza ciega en productos “naturales” que se promocionan como inofensivos.
“Antes de iniciar cualquier régimen de suplementación, incluso con suplementos que se venden como ‘naturales’, es fundamental la consulta con un médico deportólogo o un nutricionista. Muchas veces, estos productos pueden contener sustancias no declaradas o interactuar de forma negativa con el organismo. Los esteroides son el extremo más peligroso de esta práctica y su uso recreativo es una bomba de tiempo para el corazón del deportista”, advierte Pelegri.
Frente a su creciente uso entre personas jóvenes, el mensaje de los especialistas es claro: ningún físico vale más que la salud. Los músculos se moldean con tiempo, esfuerzo y constancia. El corazón, en cambio, no admite reemplazos.
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