Reclamos vecinales por el estado de las calles en la periferia
Edición Impresa | 1 de Diciembre de 2025 | 01:42
Calles de la periferia en estados casi imposibles de transitar en distintos puntos de la Región. Algunas condicionadas por el deterioro de los pavimentos, salpicados por baches cada vez más profundos; otras por ser de tierra y encontrarse anegadas en un contexto de lluvias recurrentes, convertidas en pequeños ríos. Vecinos y productores de distintas localidades formulan insistentes reclamos por mejoras del parque vial de las periferias las tres ciudades (La Plata, Berisso y Ensenada).
La no entrada a muchos barrios de los micros y transporte de cargas, entre otros vehículos que prestan servicios y que se ven obligados a no transitar por charcos y pequeñas lagunas que parecen haber quedado para siempre en algunos barrios, forman parte de las consecuencias negativas.
Calles de tierra desatendidas desde hace décadas, con un estado de tan profundo deterioro que virtualmente impide el paso de automotores y también de ciclistas y peatones. En el caso de los quinteros -se habla de quienes conforman un cinturón productivo de la Región, convertido pese eso en uno de los polo más ricos del país- se ven privados de buenas comunicaciones que les permitan desplazarse con mayor facilidad y trasladar en forma fluida sus productos a los distintos mercados.
Desde luego que también se encuentran perjudicados los que viven en esos lugares y que encuentran dificultades para poder llevar a sus hijos a las escuelas, o acudir simplemente a sus trabajos, tal como se detalló en un informe publicado en ediciones anteriores.
Así, en la zona de 35 a 37, desde 140 a la 143 los frentistas y comerciantes reclamaron por el mal estado de las calles. El grupo de vecinos que expuso su queja a través de una nota sostiene que se encuentran intransitables por los grandes anegamientos que se registran. Detallan que, en ese panorama, las calzadas presentan una sucesión de pozos y que en los días de lluvia las veredas y calzadas quedan cubiertas de agua y que así permanecen por semanas.
Está claro que, en esas condiciones, la red caminera de la zona subrural, que también aloja ahora a muchos nuevos asentamientos poblacionales, provoca accidentes, demoras e incumplimientos en los traslados, accidentes y toda clase de pérdidas a los pobladores.
Los urbanistas no han dejado de señalar en los últimos años que este panorama no sólo se debiera modificar mediante una mejora sustancial de la redes camineras, sino de la extensión previa de servicios públicos, como las redes de servicios de agua y de desagüe pluvial –así como de un mantenimiento de las redes de zanjas aliviadoras- sin cuya presencia los problemas se agravarán.
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