Demandas salariales, disputas internas que se acumulan y portazos en las filas libertarias

José Picón

El tiempo se agota. Restan apenas 10 días hábiles para que termine el año y la convocatoria no llega. El gobierno bonaerense se apresta a cerrar este 2025 sin que aparezca una nueva oferta salarial a los gremios y por estas horas sólo garantiza algo: que el aguinaldo que los trabajadores deben percibir antes de Navidad, se pagará en tiempo y forma.

Es una módica confirmación pero por demás reveladora: la administración de Axel Kicillof está llegando a fin de año con la lengua afuera en términos financieros. Los propios sindicatos parecen estar resignados a que la reanudación de las paritarias será en enero o febrero. Excepto, claro, que surja alguna novedad que no aparece en el radar.

El almanaque impone una realidad adicional: las liquidación de los haberes ya comenzó, obviamente, con los mismos montos salariales de noviembre.

Ese escenario deja a los sindicatos en una posición incómoda porque las cabezas visibles de varias de las organizaciones reportan al esquema político de Kicillof. Varios de ellos pusieron el cuerpo en las acciones de presión sobre la Legislatura para que se aprobara el pedido de toma de deuda que reclamaba el Gobernador. Participan, además, activamente en acciones de respaldo a su proyección presidencial. Ese alineamiento que adoptaron diversos dirigentes les acota el margen de maniobra y, claro, el de reclamo. Los distancia de aquella demanda con la que arrancaron el año: que los sueldos le ganen a la inflación.

Esa aspiración queda aún más lejos por la propia dinámica de los precios. El último guarismo difundido por el INDEC correspondiente a la inflación de noviembre fue del 2,5 por ciento. El de octubre había sido del 2,3 por ciento y del 2,1 en septiembre. No aparecen estimaciones que hablen de una baja en el último mes de este año.

La administración bonaerense acusa, además, una caída de recursos que complejiza el escenario. Carga las tintas sobre el gobierno de Javier Milei al que le reclama 12,9 billones de pesos por transferencias que cesó apenas el Presidente desembarcó en Casa Rosada. Esa pelea no es la única: en 2026 Kicillof saldrá a los mercados a tomar deuda para pagar vencimientos y la aprobación final deberá pasar por el ministerio de Economía que conduce Luis Caputo, que ya amenazó con mirar con lupa a qué se destinará el endeudamiento.

Esas batallas se libran en simultáneo con la pulseada política que en el terreno doméstico Kicillof mantiene con el kirchnerismo y La Cámpora. El viernes próximo se pondrá fecha a las elecciones en el PJ bonaerense para definir nuevas autoridades. El kicillofismo buscará, de mínima, que surja un candidato de “consenso” que no sea impuesto por Cristina o Máximo Kirchner.

Varios intendentes y funcionarios creen que ese escenario parece improbable y que habrá que prepararse para ir a una interna. En la Gobernación suena el nombre de la vicegobernadora Verónica Magario para dar esa batalla. Algunos dirigentes territoriales piensan en otras opciones: un intendente. Suena el nombre del platense Julio Alak.

Alak acaba de concretar una movida política fuerte, que excede los límites de su distrito y que se enmarca en la disputa entre Kicillof y el kirchnerismo. Se llevó a su redil a un concejal camporista que se reportaba con Martín Alaniz, el hombre de confianza de Maximo Kirchner en La Plata.

Son apenas eslabones de una cadena de disputa que añade capítulos todo el tiempo. El kirchnerismo va por la estratégica vicepresidencia del Senado provincial, un cargo que está en la línea de sucesión detrás de Kicillof y Magario. El kicillofismo busca resistir y propone una candidata propia, pero afronta un problema central: carece de mayoría en el bloque oficialista.

Hay quienes creen que esa pelea aparece teñida de otras motivaciones: la incidencia sobre el manejo administrativo de la Cámara alta.

La Libertad Avanza, mientas tanto, reparte polémicas y rupturas en varios distritos. En La Matanza, la mediática Leila Gianni rompió el bloque libertario apenas asumió. En el Partido de la Costa, otra concejal violeta votó junto al oficialismo local para que el PJ conservara la presidencia del Concejo.
Los casos se repiten en otras comunas. Son reveladores de que LLA volvió a dejar hendijas abiertas en el armado de sus listas. Tropezó con la misma piedra, como le ocurriera en 2023.

Panorama bonaerense Jose Picon

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