Que esperan para el dólar y la inflación en el próximo año
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2025 | 02:28
Un informe elaborado por JP Morgan expone el diagnóstico y las previsiones de la entidad sobre el nuevo esquema monetario lanzado por el Banco Central (BCRA) tras la última elección de medio término. El documento, titulado “The FX Regime Recalibrated”, considera que los cambios difundidos apuntan a “resolver dos preocupaciones principales de los inversores luego de las elecciones legislativas: acumulación de reservas y vulnerabilidades del régimen cambiario”.
El análisis detalla que “el caso base del BCRA proyecta que la base monetaria crecerá de 4,2% a 4,8% del PBI para diciembre de 2026, consistente con compras de reservas por 10 mil millones de dólares sin necesidad de esterilización”. El informe agrega que, si la demanda de dinero sube un punto porcentual adicional del PBI, “la acumulación de reservas podría alcanzar 17 mil millones de dólares”. Estos escenarios suponen que la autoridad monetaria aumente su participación en el mercado a través de la compra de divisas, bajo un programa oficial de “adquisiciones diarias equivalentes al 5% del volumen total negociado en el mercado cambiario”, en torno a “entre 10 y 30 millones de dólares diarios, según una base de operaciones de 200 a 600 millones por día, lo que equivale a cerca de 2.500 a 7.500 millones por año”.
Régimen cambiario
Según aclara JP Morgan, el objetivo declarado es dotar de mayor robustez al régimen cambiario y eliminar las vulnerabilidades asociadas a la apreciación real del peso y a la debilidad de los márgenes dentro de la banda. A partir del 1 de enero de 2026, “los techos y pisos de las bandas cambiarias se ajustarán cada mes al ritmo de la inflación informada en el dato más reciente disponible (dos meses previa)”, reemplazando el actual esquema de crawling peg fijo en 1% mensual, que perdió eficacia frente a una inflación superior a 2%.
Esta redefinición de la política cambiaria busca, según el documento de JP Morgan, dotar de mayor resiliencia al régimen, “que de otro modo quedaba más expuesto a shocks con la banda superior apenas 5% por encima del tipo de cambio de mercado”.
La reacción inmediata del mercado reflejó una marginal suba en la cotización del dólar, de acuerdo a lo detectado por la entidad internacional: “El impacto inicial en el dólar parece ser levemente alcista, con una apertura levemente más débil de la moneda tras el anuncio. La mayor demanda de dólares correspondiente al 5% del volumen negociado puede sumar presión adicional sobre la moneda”, según reproduce el portal Infobae.
En cuanto al comportamiento de los activos financieros, los analistas de JP Morgan indicaron: “Dejamos de considerar preferente la posición en BONTAM con cobertura cambiaria: el TAMAR se redujo en las últimas semanas y no creemos que valga la pena pagar por protegerse. Cerramos la operación (ganancia: 6,5%)”.
Bonos por inflación
El estudio recomienda estrategias focalizadas en bonos ajustados por inflación y sin cobertura cambiaria ante la perspectiva de variaciones en el tipo de cambio y la evolución de los precios al consumidor: “Preferimos esperar para observar la reacción del mercado, aunque creemos que los bonos CER a más largo plazo, sin cobertura cambiaria, pueden mostrar buen desempeño”. El informe agrega que las tasas implícitas en los futuros de dólar generan “un colchón razonable ante la mediana de las expectativas REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA) de depreciación (10-15 puntos porcentuales después de marzo)”.
En materia de pronósticos específicos para el tipo de cambio, la entidad describe un escenario donde el carry (rendimiento de instrumentos en pesos) responde mejor que la cobertura: “Para la moneda, creemos que el carry debería compensar con creces cualquier eventual movimiento en el dólar, recomendando estrategias sin cobertura. Las tasas implícitas en los futuros de dólar en torno al 30% ofrecen un colchón suficiente ante las expectativas de depreciación del REM de entre 10 y 15 puntos porcentuales después de marzo”. El documento considera que no existen desequilibrios externos de magnitud en el corto plazo: “Nuestra visión de larga data sostiene que no existe una necesidad inminente de devaluación: Argentina no tiene grandes desbalances externos, nuestro economista proyecta un déficit de cuenta corriente en caja de 1,2% del PBI para 2026, la dolarización fue elevada previo a las elecciones, el posicionamiento extranjero es reducido y el tipo de cambio real se encuentra 30% por encima de los niveles mínimos de este año”.
El estudio también cita otros elementos que podrían dar soporte a la estabilidad cambiaria, como oferta de dólares proveniente de emisiones corporativas y una cosecha relevante durante el año siguiente: “La potencial oferta de dólares provenientes de emisiones corporativas y una buena cosecha el año que viene pueden ser vientos de cola para la moneda”.
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