“No me alcanza”: los gastos de una pareja de jubilados
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2025 | 02:41
La economía cotidiana se volvió especialmente desafiante para los adultos mayores, un grupo que enfrenta gastos que crecen por encima de sus ingresos.
Los últimos datos de la Canasta de Consumo para Personas Adultas Mayores expusieron con crudeza esa realidad. Según el informe correspondiente a octubre, una pareja de adultos mayores necesitó $1.278.026 para cubrir sus necesidades básicas mensuales, incluyendo alimentación, vivienda, servicios, salud y esparcimiento.
El relevamiento -que estimó costos según edad, sexo, conformación del hogar y condición habitacional- también calculó el presupuesto para quienes viven solos. En ese caso, una persona mayor de 75 años requirió $704.600 para atravesar el mes.
La estructura de gastos refleja una presión creciente en rubros que resultan imposibles de postergar: en el caso de los hogares de dos integrantes, $480.445 se destinaron a alimentos, $398.889 a servicios del hogar como luz, gas y expensas, $144.134 a salud y $198.891 a bienes personales. En total, el costo diario para sostener ese nivel de vida asciende a $42.601.
A este panorama se suma el incremento sostenido de los medicamentos, un insumo esencial para este segmento etario. El Índice de Precios de Medicamentos (IPM) registró en octubre una suba promedio del 1,7% en una canasta seleccionada de fármacos de uso frecuente. Los mayores aumentos se observaron en psicofármacos (2,4%), antibióticos y antisépticos (2,2%), vitaminas (1,9%), antihistamínicos y cardiovasculares (1,8%).
Aunque los porcentajes parecen moderados, el impacto sobre los ingresos fijos es considerable: se trata de productos que, en muchos casos, forman parte de tratamientos crónicos y no admiten reemplazos.
historias detrás de los números
Detrás de estos números hay vidas concretas. El caso de Adela, de 79 años, refleja el impacto humano de esa ecuación económica. La mujer, que prefirió mantener su nombre real en reserva, quedó viuda este año y todavía no consiguió acceder a la pensión por fallecimiento de su marido. “Cobro la mínima y la verdad es que estoy rezando para que me llegue la pensión. Fue repentina su partida, no solo me quedé sin él, también sin gran parte del ingreso”, contó.
El desorden inesperado en la economía familiar agravó su situación. “Por suerte mis hijos me ayudan, pero me da mucha vergüenza. El mes pasado la más chica me pagó una deuda de 100 mil pesos para que no me cortaran la luz. Yo no quería, pero no me quedó otra”, relató Adela a este medio con una mezcla de alivio y culpa. Como muchas personas mayores, Adela intenta mantener su independencia económica, pero reconoce que cada mes se vuelve más difícil.
Aunque hoy está relativamente bien de salud, sabe que eso podría cambiar. “Afortunadamente no tengo grandes problemas médicos, como sí le pasa a mis amigas que toman mucha medicación. Ese no es un problema para mí por ahora, pero temo que en un futuro me pase algo y no pueda costearlo”, admitió con preocupación la jubilada.
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