Otro golpe enciende las alarmas en Barrio Norte

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Barrio Norte volvió a quedar en el centro de la preocupación por la inseguridad. En un sector de la ciudad que en el último mes fue escenario de hechos violentos y robos reiterados, esta vez el delito no llegó con gritos ni armas, sino con sigilo, tiempo y la certeza de que nadie estaba mirando.

En base a lo revelado por voceros, el reciente caso ocurrió en un edificio ubicado sobre diagonal 108, entre calle 6 y plaza Olazábal. La víctima, una jubilada de 71 años, es una vecina reciente del lugar, donde reside desde hace apenas cuatro meses. Según relató ante las autoridades, fue despojada de una suma superior a los 5.000 dólares, además de varias joyas de oro, entre cadenas y anillos.

De acuerdo a su testimonio, en medio de las jornadas de intenso calor que se viven en la Ciudad, dejó abierto un ventanal de su departamento. Lo cierto es que durante su ausencia en el inmueble, los ladrones aprovecharon para ingresar y saquear todo a su paso.

Al regresar, no encontró signos claros de violencia ni aberturas forzadas. El departamento presentaba apenas un desorden leve, nada que resultara alarmante a primera vista. Recién al revisar con mayor detenimiento sus pertenencias notó que el dinero y las joyas ya no estaban. El robo había sido preciso, quirúrgico.

Para los investigadores, el hecho responde a un robo planificado, ejecutado con conocimiento del lugar y de los movimientos de la víctima. La ausencia de daños, la selección precisa de los objetos sustraídos y el tiempo suficiente para actuar refuerzan la hipótesis de un autor o autores que se movieron con tranquilidad dentro del departamento.

La víctima manifestó tener sospechas sobre quién podría haber cometido el robo, aunque aclaró que no puede asegurarlo. En ese marco, el análisis de las cámaras de seguridad del edificio aparece como un elemento central para la investigación, ya que podría permitir reconstruir movimientos y accesos, y así avanzar en la identificación de los responsables.

Vecinos del sector admiten vivir con preocupación creciente. Tal como viene reflejando EL DIA en ediciones anteriores, en el último mes se registraron episodios de extrema violencia, robos y entraderas que alteraron la tranquilidad histórica del barrio. Muchos frentistas aseguran haber modificado rutinas, reforzado cerraduras y extremado cuidados, incluso en edificios de gran porte que antes se consideraban seguros.

 

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