Sin agua: días de padecer, acarrear y gastar plata

Vecinos de la Región pagan facturas de 22.000 pesos mientras deben comprar agua para subsistir en medio de la ola de calor

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La ola de calor no sólo se mide en grados: también por la angustia de abrir una canilla y escuchar el silbido del aire o ver un chorrito ínfimo. En distintos barrios de la Ciudad y las localidades vecinas, la crisis hídrica ha dejado de ser una molestia temporal para transformarse en una emergencia sanitaria y económica. Miles de familias se ven obligadas a malabares imposibles para mantener la higiene básica, mientras las boletas del servicio llegan con puntualidad de reloj suizo.

Uno de los focos del drama se sitúa en 27, entre 79 y 80, Altos de San Lorenzo. Allí, Marcela Stigelmeier resume la impotencia de muchos: “Reclamo por no tener agua desde hace ya dos días y tengo pago hasta marzo. Ni una gota sale. Tengo que comprar agua para mi familia y mis animalitos”. La falta de servicio impacta en su economía. Paga una factura mensual de 22 mil pesos, a lo que debe sumar el costo de un bidón de seis litros diario para abastecer a su esposo, su hija y sus dos mascotas. Unos dos mil pesos por día sin agua de la canilla.

“No tengo agua pero no llamo porque me dicen que nadie llamó para reclamar y es una vergüenza. El problema está en toda la zona, por lo menos en la calle 27, desde 76 hasta 85”, relata con indignación otra vecina de Altos de San Lorenzo. “No se puede limpiar, hay que cuidar el agua para el baño y comprar para tomar. Un vecino lleva en balde para todo. Yo no como verduras o lechuga porque se necesita mucho lavado y no hay agua para eso”, confiesa, evidenciando cómo la canilla vacía se lleva lo básico.

La contradicción es total: mientras en algunas cuadras falta, en otras el agua sobra. En 70 entre 28 y 29, María denuncia que la cañería derrocha agua en la vereda. “Hace más de 5 meses que hacemos los pedidos y no vienen. Ya tengo el agua podrida en mi vereda. Levantaron las baldosas y no vinieron más”, reclama.

El mapa de la sequía se extiende a 132 entre 71 y 72, donde los vecinos llevan cuatro días sin suministro. “Ya hicimos los reclamos pero hacen caso omiso”, lamenta un vecino. En 46 entre 139 y 140, la situación es “tremenda”. Una vecina explica que la única forma de obtener algo de presión es mediante una inversión privada: “Si no pongo una bomba no tengo agua, no me sube al tanque ni tengo para tomar. Todos los veranos es lo mismo hace añazos y yo pago. Siempre estoy al día”. En Malvinas, también de San Carlos, todo un barrio sin agua: “Hay una bomba en la salita sanitaria de 149 y 35, pero no anda y es el único lugar donde podemos conseguir agua”, dijo Luis.

En Barrio Talleres, otra perdida complica. La bomba que abastece a la red zonal tiene una pérdida y bajó la presión en 52 y 141, se indica.

Ante el aluvión de quejas, ABSA informó sobre una falla eléctrica que afectó la perforación de 44 y 25, afectando el cuadrante de 40 a 45 y de 22 a 28. Así, pidió “cuidar las reservas para hidratación y quehaceres impostergables”.

En City Bell, Eduardo Romero (461B y 18) sentencia: “Llega el verano y es siempre igual: nos quedamos sin agua. Es un desastre. Para cobrar andan bien pero para dar el servicio no”. En Melchor Romero, el barrio Las Rosas también padecen. Leo, de 519 y 159, asegura que llevan semanas sin suministro y sólo de madrugada aparece un “hilo”.

La crisis llega a Villa Progreso, Berisso. Un vecino de 124 y 68 señala que los problemas empezaron en diciembre: “No se puede vivir más así. Para colmo, hicieron una conexión clandestina y dejaron todo el caño perforado”. Finalmente, en 15 entre 162 y 163, Julio relata el calvario: “Hay que andar juntando agua de una canilla casi al ras del suelo para el uso de la casa. Ni hablar de que suba al tanque”.

 

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